Columna de Valentín Díaz: Mi vida en Ecuador, entre muertes y afectos
Ecuador hasta hace pocos años era un país pacífico. Hoy la situación de violencia es invivible. Esta es mi historia, la de un periodista de origen chileno que creció en Ecuador y fue testigo de esta metamorfosis.
Por Valentín Díaz, periodista e investigador digital. Ha cubierto Ecuador, México, Estados Unidos y actualmente Colombia.
Marzo, 2023: Recibí un mensaje de mi amiga y colega periodista Karol Noroña: “No le digas a nadie”. Acababa de salir de su trabajo y estaba por tomar un avión sin saber si regresaría algún día a su país. Una organización criminal estaba ideando un plan para asesinarla, según se enteró por sus propias fuentes.
Mi historia con Ecuador empieza en 1995 cuando tenía dos años y, aunque ya no vivo ahí, siento que está lejos de terminar.
Exestudiantes de filosofía, mis padres no terminaron la universidad. Papá, ñuñoíno de clase popular, decidió entonces aprender el oficio familiar: la piedra. Consiguió trabajo cortando e instalando mármol en la construcción de un centro comercial en Quito y nos mudamos.
Cuando terminó ese proyecto, a papá la vida empezó a costarle más. Recuerdo, de pequeño, verlo parado en una esquina ofreciendo sus servicios de albañilería. Mamá, descendiente de la clase alta viñamarina, hacía las labores de la casa.
Unos años más tarde se separaron. Poco después mi hermano menor enfermó de hepatitis mientras vivíamos en una comunidad rural andina, cerca de Otavalo (norte). Las condiciones del hospital local eran tan precarias que falleció a los cuatro años de una encefalopatía. Yo tenía seis y fue la primera vez que vi la muerte en Ecuador.
Papá después migró a Europa, donde ser obrero dejó de ser sinónimo de pobreza. Como dependíamos de su manutención, nos quedamos en Ecuador porque allí los euros rendían mejor.
Crecí, me eduqué por un precio razonable y mi primer trabajo como periodista fue en el diario de Quito: El Comercio. En ese punto de mi vida apareció Karol. Fuimos compañeros de sección y compartíamos una misma ilusión: la cobertura de derechos humanos.
Después tomamos caminos diferentes. Ella salió del diario y se especializó en crimen organizado. Karol conoce a fondo las calles y grupos armados de Ecuador, no a través de sus mitos y símbolos, sino de la investigación rigurosa y las voces silenciadas de las víctimas de esas violencias.
Enero, 2018: Una bomba estalló en un cuartel policial en la frontera entre Ecuador y Colombia. Era un hecho inusual en un Ecuador que en años anteriores había tenido una tasa de homicidios similar a la de Uruguay (muy baja). Para finales de 2023, esa misma cifra era la más alta del continente: cerca de 45 homicidios por cada 100.000 habitantes.
El acuerdo de paz de 2016 entre la guerrilla de las FARC y el gobierno colombiano cambió por completo la dinámica. En Colombia, el país que más produce cocaína en el mundo, varios frentes y columnas no se acogieron al proceso de paz atraídos por el negocio de la cocaína.
Walter Arízala, alias “Guacho”, ecuatoriano de rango medio-inferior en la guerrilla, fue uno de esos combatientes. Sembró el terror en poblaciones rurales afrodescendientes históricamente excluidas por ambos países.
Javier Ortega, periodista, Paúl Rivas, fotógrafo, y Efraín Segarra, conductor, trabajaban también en El Comercio. En 2018 hacían una cobertura en la zona, cuando fueron secuestrados por “Guacho”. Pretendían usarlos como moneda de cambio para que el gobierno ecuatoriano liberara a algunos de sus lugartenientes en prisión. Eso no pasó. Los tres fueron asesinados en territorio colombiano, entre marzo y abril de 2018. Con 25 años, vi por segunda vez la muerte en Ecuador.
Diciembre, 2020: En un centro comercial de Manta, a orillas del Pacífico, Jorge Luis Zambrano alias “Rasquiña” fue asesinado a tiros. Él llevaba para entonces más de una década monopolizando el espectro criminal nacional como líder de los Choneros, aliados locales de las disidencias de las FARC y el cártel de Sinaloa en la cadena internacional de narcotráfico.
Así, de la noche a la mañana, los Choneros se dividieron en más de una decena de facciones, con mandos medios que buscaban el trono de “Rasquiña”. Los líderes más importantes de esa nueva era fueron Junior Roldán, alias “JR”, y Adolfo Macías, “alias Fito”, ambos hombres de confianza de “Rasquiña” que entraron en este nuevo orden de constantes enfrentamientos y alianzas temporales, bajo el paraguas de dos grandes organizaciones rivales: los cárteles de Sinaloa y Jalisco Nueva Generación.
Por esas mismas fechas, mi mamá fue diagnosticada con cáncer. Murió en Quito casi un año después. Yo tenía 28 años y la muerte me encontró por tercera vez en Ecuador.
Febrero, 2021: Un motín carcelario, organizado simultáneamente en cuatro prisiones del país, terminó en una masacre donde murieron 79 presos. Era algo inédito, pero hasta julio de 2023 hubo otras 12 masacres en el sistema penitenciario, con más de 500 víctimas. Imágenes grabadas en las cárceles de cuerpos desmembrados y calcinados se volvieron parte de la rutina.
Agosto, 2023: Sicarios asesinaron en Quito al candidato presidencial Fernando Villavicencio, semanas después del asesinato del alcalde de Manta Agustín Intriago.
Septiembre, 2023: El líder criminal Junior Roldán (Choneros), prófugo de la justicia ecuatoriana, fue asesinado en Colombia.
Diciembre, 2023: Unas 30 personas fueron detenidas, entre ellas la autoridad máxima del poder judicial, un general de la policía, fiscales y funcionarios de la autoridad penitenciaria. Son acusadas de formar parte de un esquema de sobornos para favorecer al líder criminal Leandro Norero, asesinado en una masacre carcelaria en 2022.
En una de las audiencias del caso, la fiscal general Diana Salazar señaló a un líder local de Los Lobos en Quito, Fabricio Colón Pico, como el responsable de un plan para asesinarla. El hombre inició su carrera criminal en los 90 vinculado a un clan de robo y extorsiones. Eran otras épocas, pero se adaptó rápidamente a los nuevos tiempos y se unió a Los Lobos, que responde al cartel de Jalisco.
Enero, 2024: En menos de una semana, alias “Fito” (Choneros) se fugó de la cárcel de Guayaquil, mientras que Colón Pico escapó de la cárcel de Riobamba. El mismo día de la fuga de este último, Ecuador amaneció en medio de ataques armados en todo el país, incluida la toma de rehenes en el set de noticias de TC Televisión que dio la vuelta al mundo.
Hoy miro las noticias y no me puedo despegar. Ecuador no solo es un país violento. La impunidad y la corrupción reinan. Pienso en Karol, que está viva de milagro, y pienso en nuestros mártires: Efraín, Paúl y Javier.
En Ecuador me he cruzado con la muerte tantas veces que se me hace difícil no añorar ese país donde está enterrada parte de mí. Ahí desarrollé mi pasión por este oficio, en medio de este baile de los que sobran mal llamado “guerra contra las drogas”.