Columna de Víctor Salas: Efectivamente se nos viene un mal año económico en 2023

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La economía chilena ha tenido un mal resultado en 2022, una alta inflación que termina en 12,8% a diciembre y un estancamiento de la actividad productiva, con un Imacec de -2,5% en noviembre, tasas anualizadas. La recuperación de nuestra economía no será fácil y peor aún para 2023 se pronostica un estancamiento o una recesión de la economía mundial cuya profundidad dependerá de la efectividad de las políticas monetarias contractivas que se han estado aplicando en la mayor parte de las economías en el mundo.

Los países desarrollados han enfrentado fuertes procesos inflacionarios y para controlarlos han estado aumentando sus tasas de política monetaria, contrayendo la demanda y su PIB. En USA la inflación subió de 1,4% en enero del 2021 a 7,1% en noviembre 2022, y la FED aumentó la tasa de referencia desde 0,25% a 4,00% en el mismo período y se espera que el PIB en 2022 sea menor al de 2021 (la tasa de crecimiento del PIB de Estados Unidos en 2021 fue 5,7% y para el 2022 se espera un 1,6%). Lo mismo ocurrió con la zona Euro y otros países desarrollados. China tuvo un comportamiento algo diferente, pero igualmente tendrá peores resultados del PIB en 2022 y 2023, bajando de 8,1% en 2021 a 4,3% en 2022 y volviendo a aumentar en 2023 a 5,2%.

Las políticas monetarias contractivas de las economías desarrolladas han tenido efectos recesivos o al menos han generado estancamiento en el PIB de sus economías, tanto en el 2022 como para 2023, para las cuales se estiman 1,0% en USA y 1,9% para la Zona Euro.

El mantener altas las tasas se referencia, también tendrá efectos negativos sobre los altos niveles de endeudamiento público y privado existentes, que se han venido arrastrando desde la crisis subprime y han aumentado por pandemia, lo que algunos economistas señalan como antecedente de una futura crisis financiera mundial, sobre lo que habrá de estar atentos.

Durante 2022, la economía chilena tuvo un fuerte ajuste, después de crecer 11.2% en 2021 terminará creciendo en alrededor de 2,2%. Todas las tendencias de la actividad productiva observadas a noviembre (INE) vienen cayendo: el índice de producción manufacturera en -7.8% y el de la construcción muestra el más fuerte empeoramiento, la superficie autorizada de permisos de edificación cae desde -17,4% en octubre a -32,2% en noviembre, interanual. A su vez, el comercio cae en 9,3% y el índice de ventas de supermercados cae en -17,3%. Por su lado, la tasa de desempleo permanece en 7,9% debiendo, por estacionalidad, haberse reducido en al menos 0.5 pp., indicio de menor creación de puestos de trabajo. También, por la fuerte inflación del año, los salarios reales están declinando (2,3% en noviembre). Un factor adicional que afecta la actividad económica, los precios y el tipo de cambio es la incertidumbre política, propia de nuestro país.

En 2019, el PIB creció poco, en +1.4%; en 2020, por pandemia, cayó en -5.8%; en 2021, por impulsos internos (IFE Universal -aumento gasto fiscal- y “retiros previsionales”-desahorros-), tuvimos un muy alto crecimiento, de +11.2%; y este año se estima que creceremos muy poco, solo algo más de 2% (Banco Central 2,4%, CEPAL 2,2%, FMI 1,9%).

Inflación, Imacec, desempleo
Elaboración del autor.

Para 2023, las proyecciones del PIB para Chile son recesivas. El Banco Central, en su IPoM de diciembre, estima que el PIB caerá entre -1,75% y -0,75%y la CEPAL estima una caída de -1,1%.

La Tasa de Política Monetaria (TPM) se ubica en 11,25% y se mantendrá en ese nivel hasta que el estado de la macroeconomía indique que el proceso de convergencia de la inflación a la meta de 3% se haya consolidado, sin embargo, en el último IPC se apreció un estado de permanencia del fenómeno inflacionario mostrando altas dificultades a un ajuste de mediano plazo, pero a pesar de estas complicaciones, será difícil que el Banco Central suba la TPM en 2023.

En la política fiscal el reajuste del Presupuesto es de 4,2% para 2023 mostrando una conducta más bien contractiva. Probablemente los mayores gastos fiscales que significan los bonos y subsidios para compensar alza de alimentos serán ajustados dentro de este Presupuesto, para evitar aumentar la deuda bruta del gobierno central, que muestra una tendencia creciente y constante desde marzo de 2016, pasando de 17,97 a 39,10 por ciento del PIB y con una tasa de crecimiento promedio del 3%, y que en pandemia alcanzó máximos de crecimiento en el segundo y tercer trimestre de 2020 (9%), 2021 (9%) y 2022(8%), lo cual coincide con la política fiscal expansiva utilizada en estos años para mitigar la caída en la calidad de vida de los chilenos.

Entonces, en 2023 tendremos un ajuste recesivo porque tanto el Banco Central como el Fisco seguirán tratando de controlar los altos niveles de inflación con que estamos terminando este año, con una alta tasa de política monetaria (11,25% por lo menos hasta mayo o junio próximo) y un bajo crecimiento del gasto fiscal (4,2% de aumento del presupuesto fiscal para 2023) y, por los nulos resultados de las experiencias de 2022, se asume que no habrá intervención en el mercado cambiario para evitar las presiones inflacionarias por factores externos, principalmente por los aumentos de precios de los bienes y servicios que importamos (petróleo, electrónicos, autos nuevos, trigo, cereales, plátanos, conexiones de internet y otros), que terminarán presionando al alza los precios en Chile en la medida que tengamos que aumentar la demanda de dólares para comprarlos y eso deprecie nuestra moneda, más que las de otros países.

Por Víctor Salas, Departamento de Economía, USACH

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