Columna de Víctor Salas: El CAE y sus diversos y controversiales resultados

Estudiantes Universitarios
Foto: Andrés Pérez


El sistema de créditos CAE ha sido objeto de discusión nacional durante, al menos, la última década, centrado en ponerle fin. Sin embargo, tanto en el presente como en años anteriores, poner fin a este sistema sigue siendo una tarea compleja y difícil de materializar. Por ello, resulta pertinente considerar los diversos y controversiales resultados que este sistema ha generado.

Un primer y positivo resultado, es que, desde el 2006 a 2023, el CAE permitió que 1.186.412 estudiantes obtuvieran la posibilidad de acceder a una carrera de pregrado de la educación superior chilena. Desde su creación, el sistema ha estado sujeto a distintas modificaciones. Una de las más importantes se dio en el 2012, con una reducción a un 2% de la alta tasa de interés (6%), que debían pagar sus beneficiarios, manteniendo ese nivel, sin embargo, como responsabilidad del Estado chileno con la Banca privada.

Un segundo resultado positivo del CAE, vinculado al punto anterior, es que permitió a los estudiantes de los niveles socioeconómicos más bajos, medidos en quintiles (Q1 y Q2) acceder a la educación superior. Durante la primera mitad de existencia del sistema, los beneficiarios pertenecientes al Q1 y Q2 tuvieron una mayor presencia relativa en las nuevas licitaciones anuales, llegando a alcanzar el 68% de estas en 2010. Sin embargo, esta tendencia empieza a cambiar con la implementación de la gratuidad como mecanismo de financiamiento (2016/2018). Desde entonces, se observa un gran cambio en las nuevas licitaciones, los beneficiarios de los quintiles Q1 y Q2 que en 2015 representaban el 52% pasan a representar tan solo el 24% de las nuevas licitaciones en 2023. Por el contrario, los beneficiarios del nivel socioeconómico más alto (Q5) incrementaron su participación de manera significativa, pasando a representar desde el 15% al 49% de las nuevas licitaciones, para ese mismo periodo. Estos resultados evidencian una reorientación del sistema CAE, donde actualmente sus potenciales clientes pertenecen principalmente a los niveles socioeconómicos más altos, indicando la nueva (¿no deseada?) orientación del sistema.

Desde el OPPES – USACH, se realizó un análisis para dimensionar los resultados del CAE después de más de una década y media de funcionamiento. Este estudio se llevó a cabo con datos proporcionados por la Comisión Ingresa y la determinación de un grupo de estudio, en este caso, egresados, con una licitación y con alguna situación de pago (507.066), ver Minuta 25, OPPES-USACH. https://economia.usach.cl/index.php/informes-y-notas/observatorio-de-politicas-en-educacion-superior

Entre los resultados negativos relevantes del sistema, obtenidos en nuestro estudio, se encuentra el hecho de que sus egresados (507.066) presentan, a diciembre del 2023, un estado de NO pago, de tales dimensiones que es capaz de afectar la sostenibilidad financiera del sistema. Los datos, muestran que, de los egresados que se encuentran en alguna etapa de situación de pago, aproximadamente 4 de cada 10 de estos están al día con sus pagos o saldaron su deuda (36,9% al día y 5,7% al día-deuda saldada), mientras que el 4,6% de estos tiene 1-2 cuotas en mora. Sin embargo, lo más preocupante es que más de la mitad de estos egresados (52,8%) tienen ejecutada la garantía (de la que se hace responsable el Estado) o tienen una alta probabilidad de que ello ocurra (38,7% con garantía ejecutada y 14,1% con 3 y más cuotas en mora). Este alto nivel de no pago por parte de los egresados del CAE, significa un efecto negativo para las finanzas públicas, porque el Estado se hace cargo del 90% del capital adeudado de los egresados, y de una deuda con una alta probabilidad de no pago, lo que termina en una mayor carga fiscal al tener que adquirir estos activos, de difícil cobrabilidad. A este respecto, se debe señalar que, a diciembre de 2023, el saldo adeudado en UF de los egresados asciende a 119.140.156.

En el estudio del Observatorio, se detectó que la situación de no pago del sistema CAE tiene una estrecha relación con las carreras elegidas, su empleabilidad y salarios esperados. Esto afecta, tanto a la capacidad de pagar por parte del deudor, como a la movilidad social que se pueda conseguir con este mecanismo. A la vez, al desglosar las carreras entre aquellas con mayor y menor carga fiscal, se observa lo relacionado que está la empleabilidad y el no pago. Las 10 carreras con mayor carga fiscal (por no pago) muestran que su empleabilidad oscila entre el 34% y el 59% al segundo año, en contraste con las 10 carreras con menor carga fiscal, donde la empleabilidad al segundo año oscila entre el 74% y el 94%. En términos de ingreso, la carrera con menor empleabilidad (34%) al segundo año tiene un ingreso bruto promedio esperado al 5º año de egreso de $728.918, con marcadas desigualdades: el 10 % de menores ingresos percibe $449.153 (inferior al ingreso mínimo actual), mientras que el 10% superior percibe $1.067.136, al 5º año de egreso. Este patrón no es exclusivo de esa carrera, sino más bien se asemeja a una buena parte del resto de las carreras analizadas.

Al llevar el análisis a la Región Metropolitana (RM), se observa que los beneficiarios CAE que provienen de comunas de una prioridad social media alta – alta, son aquellos que en promedio presentan una mayor garantía ejecutada, aproximadamente 40%, obligando al Estado a asumir su rol de garante de créditos CAE, pero que puede llegar a superar el 50% si se suma aquellos que tienen más de 3 cuotas en mora. Por el contrario, en promedio, solo el 28% de los deudores de comunas sin prioridad social en la RM tienen la garantía ejecutada. Esto pone en evidencia aproximadamente para la mitad de los que provienen de comunas con niveles de desarrollo socioeconómico muy bajos en comparación con otras comunas de la RM, que el acceso al pregrado de la educación superior chilena no les ha permitido (en términos relativos) hacer frente a las deudas derivadas del crédito estudiantil. Luego, queda en duda que el crédito CAE, haya sido un mecanismo efectivo de movilidad social para los quintiles de menores ingresos del país.

Así entonces, los datos dan indicios claros de que el sistema CAE tiene una baja estabilidad financiera, lo que, seguramente, no se podrá resolver. Son más los egresados que estudian carreras que tienen altos porcentajes de no pago (53% o más, ejecutados o que están a punto de serlo), que aquellos, que estudiaron carreras en las que sus beneficiarios están pagando, aunque de ellos este al día solo el 50%, lo que tampoco es un éxito financiero para ningún sistema de crédito.

Por Víctor Salas Opazo y Anderson Huaman Palacios, OPPES-USACH

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