Columna de Victoria Paz: Perspectivas económicas a la juguera
Tremendo año se nos viene. Estamos nuevamente en un proceso constitucional en ciernes; con una recesión técnica iniciada en 2022 y con perspectivas de un 2023 con PIB negativo; tres reformas en curso sobre temas altamente sensibles para la ciudadanía, como son salud, pensiones e impuestos; y, todo esto, con el agregado de un año recién pasado que cerró con inflación anual del 12,8%, TPM de 11,25% y una canasta básica que aumentó 28,2% en 12 meses.
A esta mezcla se suma un entorno internacional nada tranquilo, que entre otros incluye el temor de que China detenga la recuperación gradual de su actividad luego de su política Cero Covid, con el consiguiente frenazo mundial que eso significa; incertidumbre respecto de una recesión en Estados Unidos; y una guerra en Ucrania que muestra señales de nunca acabar.
Con estos ingredientes en la juguera, el resultado se ve algo -digamos- grisáceo. Pero es posible que agregando disciplina, foco y acuerdos, logremos que salga un mejunje de aquellos verdes, que al final no son tan malos como se esperaba.
Eso sí, este año no está para ponerse -aún más- creativos y pensar, por ejemplo, en sextos retiros, fijación de precios, congelar/eliminar la UF, reformas que desincentiven la inversión, propuestas constitucionales ideológicas y no dialogantes, demonización permanente de la focalización de los programas sociales..., en fin, que con lo pastosa que quedará la mezcla basta y sobra.
Cómo nos resguardamos de eso. Muchas manos estropean el caldo, dice un antiguo refrán. En este caso, será esencial la labor de pocos, pero buenos elementos; entre ellos, el ministro Marcel y su equipo, el BC y la Comisión Experta que propondrá una propuesta de nueva Constitución a discutir y plebiscitar. Mantener el control de las finanzas públicas, decir que no a las propuestas fáciles y resguardar las medidas sin las cuales finalmente los afectados son los más vulnerables; esa es la misión.
No olvidar también que, en el resguardo de acciones que no nos descarrilen, la responsabilidad es de todos: de los parlamentarios, instituciones de la sociedad civil, empresarios, medios de comunicación, de Pedro, Juan, Diego y la señora Juanita.
Hoy, una de las preguntas más recurrentes en el ámbito económico es cuándo bajará la TPM el Central. Antes del IPC de enero, algunos creían que podía ser abril o mayo. Con la sorpresa del 0,8% en vez de 0,5% como se creía, los pronósticos ya aseveran que estaría registrando un primer descenso recién en junio. Una TPM alta nos ralentiza en términos de crecimiento y dificulta enormemente el acceso a financiamiento para personas y pymes. Esto es un ejemplo de que en cada momento tenemos que ir navegando lo mejor posible con las condiciones que vamos enfrentando.
Estamos en un momento con poca holgura para soportar errores. Si no cuidamos quién o qué se echa a la juguera, podemos terminar con un resultado aún más oscuro y, esta vez, del todo intomable.
Por Victoria Paz, economista y fundadora de Poder Económico