Columna Juan Ignacio Eyzaguirre: “Lecciones de Alemania para una economía diversificada”

 Plantas procesadoras del Litio en Salar de Atacama

"Tenemos el anhelo de diversificar nuestra matriz económica. Este gobierno incluso se aventuró con ideas de un Estado Empresario, una activa política industrial, una Empresa Nacional del Litio. Cuesta pensar que algunos iluminados en Corfo podrán conseguir lo que miles de empresarios, ávidos de oportunidades económicas, no han logrado. Esta perspectiva voluntarista ignora elementos fundamentales para el desarrollo económico de una matriz productiva más diversificada."



Este fin de semana, Alemania desconectó sus últimas tres centrales nucleares. A ojos de algunos, una locura. Especialmente tras la crisis energética por la invasión rusa a Ucrania. Más de la mitad de su gas venía de Rusia.

El Partido Verde logró imponer su objetivo. Paradójicamente ahora serán plantas a carbón reabiertas por el colapso del gas ruso las que generarán los electrones que contribuían estas plantas nucleares. Los miedos de racionamiento energético de este invierno lograron retrasar su cierre solo algunos meses.

Si bien el benigno invierno y una rápida respuesta para importar gas natural licuado, evitaron el temido racionamiento eléctrico, la economía germana sufrió la dramática alza del costo energético.

Una señal de alarma.

El exitoso modelo económico alemán se ha basado en la exportación de manufactura de alta calidad. Su comercio internacional representa el 50% del PIB. Sus exportaciones son más de tres veces las de Francia. Su matriz económica es altamente compleja, cubriendo una gama de productos sumamente sofisticados.

Entre los múltiples factores del éxito alemán contaban con un atractivo costo energético, apoyado, en gran medida, por el gas ruso barato. Sin embargo, esta crisis energética develó como los cambios en el costo de energía dejan de hacer competitivas muchas operaciones. El símbolo fue el cierre de plantas que BASF, campeón empresarial alemán. Más de 2.600 personas despedidas y millones en producción reubicados.

Para los críticos, el caso de BASF es representativo de las consecuencias del lento pero continuo cambio del costo energético para la industria alemana. La exitosa penetración de energías renovables -que se acerca al 50%- es indiscutido, pero el cierre temprano de plantas, sumado a la intermitencia, necesidad de redundancia y fuertes inversiones en transmisión son evidentes. Mientras las centrales nucleares generaban electricidad en forma continua y a pocos kilómetros de los centros de consumo, ahora Alemania se ha embarcado, por ejemplo, en ingentes proyectos de corredores de alto voltaje para traer la energía de sus granjas eólicas marinas del mar del norte. Estos costos pasan la cuenta.

Estas tensiones de la economía alemana guardan importantes lecciones para otras economías como la chilena.

Tenemos el anhelo de diversificar nuestra matriz económica. Este gobierno incluso se aventuró con ideas de un Estado Empresario, una activa política industrial, una Empresa Nacional del Litio. Cuesta pensar que algunos iluminados en Corfo podrán conseguir lo que miles de empresarios, ávidos de oportunidades económicas, no han logrado. Esta perspectiva voluntarista ignora elementos fundamentales para el desarrollo económico de una matriz productiva más diversificada.

Cuando las empresas evalúan donde posicionar sus proyectos consideran la competitividad de las alternativas. Para ciertas actividades, el costo energético es un factor muy relevante, al que se suma un expedito acceso logístico, la certeza tanto jurídica como regulatorio y, por supuesto, el acceso a trabajadores capaces dispuestos a trabajar para sacar adelante la operación. Alemania cuenta con la gran mayoría de los anteriores. Su costo energético se esta transformando en una de sus piedras en el zapato.

Por nuestro lado, en Chile contamos con un inigualable potencial para generar electricidad limpia y barata, para lo cual debemos llegar a tiempo con las carreteras eléctricas que brinden esa ventaja a la industria. Pero no rendirá grandes frutos, si no trabajamos también en grandes proyectos logísticos -dada nuestra aislada posición geográfica-, en la magullada certeza jurídica y regulatoria, además de la perentoria y urgente necesidad de brindar educación de calidad a nuestra gente. Sin lo anterior se aguaran los festejos de las cuarenta horas.

* Ingeniero Civil UC y MBA/MPA de la Universidad de Harvard.