Columna Julio Peña Torres: ¿Por qué sí regular los precios de medicamentos de marca?
"Para lograr precios de medicinas más accesibles para todos los chilenos, hay dos estrategias de fondo que se deben desarrollar: (1) regular precios máximos y (2) garantizar cobertura universal en seguros sociales de salud para canastas de medicinas."
Tras 8 años de debate legislativo, este semestre se promulgaría la Ley de Fármacos 2. Entre otros cambios, introduce precios máximos para la venta de medicamentos por laboratorios, importadores o distribuidores; también legisla tarifas máximas de dispensación para la venta de medicamentos en farmacias. El foco de esta regulación está en la venta de medicamentos de marca, los más caros del mercado, que son la mitad de los empaques comerciales vendidos en Chile. ¿Debiéramos dar la bienvenida a esta reforma? Yo creo que sí.
Llevamos décadas con plena libertad de precios para determinar cuánto pagamos por los medicamentos y los resultados decepcionan. Según BID (2021), en Chile (y luego México) se pagan en promedio los precios más altos, dentro de Latinoamérica, por medicinas de marca. Además, con bajas coberturas de seguros para comprar medicinas, de esos precios pagamos altos porcentajes como gasto de bolsillo: según CEP (2018), como promedio país pagamos, en gasto de bolsillo, 1/3 de nuestro gasto total en salud; de ese gasto de bolsillo, 38% corresponde a gasto en medicinas.
Parte del problema se explica porque tenemos bajos porcentajes de medicinas bio-equivalentes acreditadas. No más del 50-60% de los medicamentos disponibles tienen esta acreditación; y sólo 1/3 de las medicinas innovadoras tienen alternativa bio-equivalente a la venta en Chile. Superar estos problemas requerirá tiempos prolongados. Se necesita implementar mejoras registrales y en los protocolos de acreditación de nuevas medicinas y de certificación de bioequivalencia. También se deben implementar nuevas regulaciones sobre prescripción de recetas médicas (idealmente a través de un sistema online y centralizado, como en España o Dinamarca). En tanto no logremos eficacia en estos temas, prevalecerán límites significativos a la competencia esperable desde opciones más baratas (genéricos).
El tamaño (pequeño) del mercado chileno impone límites adicionales a la competencia esperable del libre mercado. Economías de escala redundan en que el premio de lograr estructuras eficientes de costos se concentra en pocos actores: tenemos pocas cadenas de farmacias, pocos aseguradores y pocos laboratorios compitiendo en cada categoría terapéutica de medicamentos. Esto último se constata, por ejemplo, en la participación de oferentes en las licitaciones de Cenabast, incluso en las focalizadas en medicinas genéricas (BID 2021).
Dadas las restricciones anteriores, para lograr precios de medicinas más accesibles para todos los chilenos, hay dos estrategias de fondo que se deben desarrollar: (1) regular precios máximos y (2) garantizar cobertura universal en seguros sociales de salud para canastas de medicinas. Tanto (1) como (2) son necesarios para superar los problemas actuales. Si sólo se desarrolla (2), la demanda por medicamentos se hará más insensible al precio, los pagos a cubrir vía seguro subirán y Moya pagará una cuenta fiscal más onerosa. La presión fiscal así creada podría redundar en coberturas muy restringidas para la compra de medicinas. Por otro lado, si sólo se desarrolla (1), es probable que el significativo poder de mercado de los laboratorios multinacionales les permita by-pasear la regulación de precios (e.g., reduciendo la oferta de medicinas reguladas y aumentando la de otros productos bajo su control corporativo, pero sin regulación). Si (1) y (2) operan en simultáneo, el poder de negociación del asegurador(es) universal(es) servirá para disciplinar el poder de mercado de los laboratorios multinacionales. Un asegurador universal además puede hacer competir entre sí a las cadenas de farmacias, para que sean parte de la red de distribución minorista de medicinas con cobertura. Lo más sensato es primero implementar (1), y luego proseguir con avances en (2). Los tiempos legislativos requeridos para lograr una Ley para (2) serán considerables. Esto se relaciona con el actual debate público sobre el diseño de un nuevo sistema de salud para Chile.
No se trata de buscar evadir de forma centralizada la desdicha, como con el uso de pastillas Soma en la novela distópica Brave New World (“Un Mundo Feliz”, traducción al español) del inglés Aldous Huxley. Se trata de contribuir a lograr una sensación más ampliamente compartida de vivir en un Chile mejor.
* El autor es economista, Clapes UC
Comenta
Los comentarios en esta sección son exclusivos para suscriptores. Suscríbete aquí.