Con mascarilla y lápiz
Por Daniel Zovatto, director regional de IDEA Internacional para L.A. y el Caribe; y María Jaraquemada, oficial de Programa IDEA Internacional para Chile y el Cono Sur
Chile se encuentra inmerso hace meses en un proceso constituyente inédito en su historia, que es observado con interés desde muchas partes del mundo por diversas razones: se le encarga la redacción de esta propuesta a una convención paritaria, el país es considerado en la región como uno de instituciones democráticas sólidas y con partidos políticos estables (a pesar de la crisis de confianza y legitimidad que están viviendo), porque tiene la oportunidad de discutir con ojos y aprendizajes del siglo XXI cómo diseñar su democracia e instituciones claves para intentar superar la crisis mundial en que está inmersa y porque puede ser un gran ejemplo de cómo salir fortalecido de una crisis política y social con un nuevo pacto y mayor cohesión social.
En el plebiscito de octubre hubo la cifra más alta de participación en la democracia reciente, donde más de 7 millones de personas con mascarilla y lápiz salieron a votar, a pesar incluso de la pandemia y el temor al contagio. Ha destacado en el análisis que esta alta participación se haya dado entre personas jóvenes que nunca habían votado y en comunas con histórica baja participación, como La Pintana, Puente Alto y Lo Espejo, entre otras. Así, Chile -que ha venido sufriendo de una muy mala tasa de participación electoral- es uno de los países que fue contrario al promedio mundial, donde ha habido una leve baja en la participación electoral en la pandemia.
Este fin de semana el proceso continúa con otra decisión igual de relevante, eligiendo a las personas que definirán qué derechos se establecerán en la nueva Constitución y cómo se garantizarán, cómo será el Estado chileno, sus límites y las formas de control y participación por parte de la ciudadanía. Muchas de estas decisiones podrán contribuir a que se vayan superando desconfianzas, percepciones de abuso, de inequidad e impunidad. Esto ha hecho que en diferentes encuestas y estudios una alta parte de la ciudadanía muestre sensaciones positivas, como la esperanza, frente al proceso.
Las democracias latinoamericanas están lejos de ser perfectas y enfrentan una serie de desafíos, como reducir la corrupción, ser más inclusivas y contribuir a la disminución de la desigualdad de nuestras sociedades, tal como ha quedado patente en el estudio de IDEA Internacional sobre “El estado de la democracia en el mundo y las Américas”, de 2019. Al votar, tenemos la oportunidad de elegir a quienes nos representarán, haciendo valer un principio clave de la democracia: “una persona, un voto”, para que quienes deliberen y consensúen una nueva Constitución representen la diversidad de la sociedad chilena. Por eso, nuestro llamado es a votar, a participar y ser parte de la más relevante de las decisiones en esta construcción de un nuevo pacto social.
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