Conciliación familiar y laboral
SEÑOR DIRECTOR:
El primer año de vigencia de la Ley de Conciliación de la Vida Personal, Familiar y Laboral ha marcado un hito en la modernización de nuestra legislación. Este cambio no solo promueve un mejor balance entre los distintos aspectos de la vida, sino que también constituye un reconocimiento significativo al trabajo no remunerado, históricamente asumido por mujeres, como un pilar fundamental en la construcción de una economía más justa y equitativa.
Sin embargo, los desafíos persisten. En este primer año, hemos observado que muchas empresas aún carecen de una adecuada planificación para cumplir con los objetivos de la ley sin comprometer la productividad o precarizar las condiciones laborales. Además, el impacto en las familias no siempre ha sido uniforme: mientras algunas han logrado reorganizar su tiempo, otras enfrentan dificultades debido a la falta de corresponsabilidad en el hogar o porque trabajan en sectores informales.
Este escenario pone de manifiesto la necesidad de fortalecer la fiscalización estatal y promover políticas complementarias, resultando indispensable la adopción de mecanismos de apoyo a las pequeñas y medianas empresas.
Finalmente, la implementación de esta ley debe entenderse como parte de un cambio cultural más amplio. A un año de su promulgación, el mayor desafío radica en asegurar que este avance legal no solo mejore las condiciones de trabajo, sino que también fomente una verdadera redistribución de las tareas de cuidado, que es uno de los pilares declarados.
Luis Celis
Director área laboral Carrasco, Toro y Cía
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