Consejos para el Presidente electo
Por Manuel Agosin, académico de la FEN, U. de Chile
Estamos a dos días de la elección más polarizada que hemos tenido los chilenos. Es bueno que ambos candidatos hayan girado hacia el centro. Al enfrentar un Congreso dividido, el próximo Presidente tendrá que tener mucha habilidad para negociar. Y deberá abandonar una buena parte de la ideología que suscribía antes de la primera vuelta de la elección presidencial.
Entonces, ¿qué consejos le daría? En primer lugar, tratar de comprender las necesidades reales de los chilenos y no las que su programa imaginaba. Por ejemplo, un sentir generalizado entre los chilenos es que, por fin, después de tantos años de discusiones, propuestas y comisiones presidenciales es indispensable mejorar las pensiones de los chilenos que hoy perciben unas inaceptables, a los que al corto andar se les sumarán otros en las mismas condiciones. Hay un alto grado de consenso en que una pensión garantizada universal (PGU) es la forma de avanzar. Entonces, intentar comenzar el mandato aprobando en el Congreso una PGU lo antes posible.
Segundo, es casi seguro que el nuevo Presidente tendrá que resistir las presiones de muchos por reimponer el IFE, lo que sería catastrófico: un aumento insostenible de la deuda pública, con el consiguiente deterioro de la calificación de riesgo del país y el alza en todo el espectro de tasas de interés.
Tercero, se debe continuar con los incentivos al ahorro, por ejemplo, los que apoyan el ahorro voluntario para pensionarse. Con los retiros de los fondos desde las AFP, los hogares disminuyeron su stock de ahorros en US$ 50 mil millones, lo que representa un 20% del PIB. No se podrá recuperar tan siderales magnitudes de desahorro en un período de uno o dos años, pero hay que comenzar a hacerlo.
Cuarto, es indispensable que el Presidente haga un esfuerzo mayor por sincerarle a la ciudadanía la situación que va a vivir Chile. La pandemia todavía está entre nosotros y los que no se han vacunado deben hacerlo: por su propia salud y por la de sus compatriotas. Los tiempos no van a estar para grandes iniciativas de gasto público, porque ya la deuda es elevada (cercana a 40% del PIB) y ya no tenemos fondos soberanos a los cuales recurrir. Los ciudadanos necesitan saber la realidad que vivimos y quién mejor que su Presidente para explicársela.
Quinto, es indispensable desterrar la violencia. Nuevamente, el liderazgo presidencial será fundamental para lograrlo. La violencia que se ha vuelto habitual en las ciudades, especialmente en Santiago y en La Araucanía. El diálogo será fundamental, pero un Presidente no puede renunciar a desplegar la fuerza pública cuando no existe otra solución. El próximo Presidente debe estar muy consciente de ello. Y dispuesto a hablarle a la ciudadanía con la verdad. De continuar, la violencia asegura nulo crecimiento y más deterioro social.