Contra el alarmismo

asalto


SEÑOR DIRECTOR:

El problema del delito está mediado inevitablemente por la forma en que autoridades políticas y medios de comunicación informan sobre el mismo. La existencia de datos confiables es fundamental para una gestión eficaz del delito; sin embargo, otra cosa es el uso correcto de las cifras delictuales.

¿Cuál es el estándar que deberían tener las autoridades para manejar, reportar y aportar conclusiones sobre la realidad delictual? A fin de no abonar a la brecha entre inseguridad y delito, un mínimo de prudencia demandaría rigor estadístico en el manejo de datos delictuales. Contrario a eso, en base a una selección de datos incompletos, visiones parciales desde sus jurisdicciones o reportes casuísticos de una u otra banda transnacional, policías, fiscales y autoridades parecen mostrar un persistente sesgo por confirmar y concluir una alarmante realidad del delito. Esto, a pesar de que, dada la naturaleza subrepticia del crimen organizado, nuestra visión sobre el fenómeno es siempre fragmentaria.

De esta forma, a pesar de que una mayor incautación de drogas puede traducirse como una expansión del mercado, como una mejor eficacia policial, o, simplemente, explicarse por un decomiso excepcional, la primera interpretación siempre parece prevalecer en el reporte criminal.

Mientras las autoridades se presten para versiones no fidedignas del delito y sus circunstancias, habrá tierra fértil para propagar el miedo y seguir aumentando la mencionada brecha. Si datos confiables son una precondición para un acertado diagnóstico y respuesta al delito, una interpretación y reporte acorde a estándares estadísticos es fundamental para evitar la alarma pública y reducir los impactos negativos de una percepción de inseguridad que parece no conversar con la evidencia disponible sobre la realidad del delito en Chile.

Pablo Carvacho

Director de Investigación y Desarrollo del Centro de Estudios Justicia y Sociedad de la Universidad Católica

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