Controversia política por uso del “Wallmapu”

Izkia Siches

El uso desaprensivo que la ministra del Interior y otros funcionarios de gobierno han hecho de la expresión “Wallmapu” es ilustrativo sobre los efectos que trae la falta de prudencia o la exacerbación de causas que aparentan ser muy populares.


En el marco de su primera visita a la región de Atacama, la ministra del Interior ofreció disculpas ante la eventualidad de que el uso que ha hecho de la expresión “Wallmapu” pudiera haber causado molestias tanto en Chile como en Argentina. Ello en referencia a la reacción que se ha producido en diversos sectores de la política argentina -en especial de oposición-, que han considerado que la reivindicación que la autoridad chilena ha hecho de dicho término compromete a su vez los intereses del país trasandino, pues “Wallmapu” refiere al nombre que sectores ligados a la causa indigenista le dan al territorio ancestral del pueblo mapuche, abarcando desde el sur de Chile hasta zonas que colindan con Buenos Aires.

Las declaraciones de la ministra han llamado la atención, considerando que hace solo una semana señaló que respecto del conflicto que se vive en La Araucanía no cabe “poner el grito en el cielo cuando se habla de “Wallmapu”. Es parte de la cosmovisión de las personas que habitan un territorio y sienten que han sido históricamente postergadas”.

Las excusas de la jefa de gabinete probablemente están motivadas como una forma de desactivar un posible escalamiento a nivel diplomático con Argentina por el uso del “Wallmapu”, considerando que el Presidente Gabriel Boric iniciará el lunes una gira por el país trasandino, en lo que será su primer viaje al exterior. Al margen de si la Cancillería argentina reacciona ante esta polémica, el episodio es un claro recordatorio sobre la importancia de que las autoridades velen por un actuar prudente, que evite las exacerbaciones o incurrir en tropiezos que pueden derivar en incidentes que afecten los intereses del país.

El uso desaprensivo de la expresión “Wallmapu” por parte de algunas autoridades -término que también se está utilizando en informaciones oficiales del propio gobierno- ya había sido objeto de cuestionamientos por parte de parlamentarios de la región de La Araucanía, por estimar que con ello la autoridad estaba incurriendo en un claro abanderamiento en favor de los grupos que reivindican vastos territorios en la zona, una materia en que la sociedad chilena dista aún de haber alcanzado consensos.

Si bien el aparecer en sintonía con determinadas causas puede granjear las simpatías de los sectores que las impulsan, las autoridades de gobierno deben ser conscientes de la responsabilidad que conlleva su investidura, lo que desde luego exige suma prudencia en la forma como los hechos se comunican a la ciudadanía. En tal sentido, también ha sido profundamente irresponsable que funcionarios de gobierno -entre ellos la propia ministra del Interior- hayan hablado abiertamente de “presos políticos”, o den a entender que podrían existir, como lo ha hecho el ministro Secretario General de la Presidencia, dichos que han complicado la instalación del gobierno y que tuvieron que salir a ser rectificados por el subsecretario del Interior.

Es evidente que al hablar de “presos políticos” se da por hecho que en el país los tribunales mantienen a personas privadas de libertad por razones de conciencia o por afanes de persecución, lo que además de constituir un grave descrédito al Poder Judicial, va instalando una realidad completamente desfigurada que no hace sino alimentar la desconfianza hacia las instituciones, lo que daña al país.

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