Coolumna de Sylvia Eyzaguirre: 7 de mayo
¿Sabía usted que el 7 de mayo se realizarán las elecciones de consejeros constitucionales? Parece increíble que falten solo dos semanas para elegir a quienes redactarán la nueva Constitución, toda vez que las ciudades, las vías públicas, los pueblos no dan cuenta de ello. Hace un par de años, era cosa de caminar por las calles para no solo darse cuenta que estábamos en época de campaña, sino también para saber quiénes eran los candidatos. Hoy la desinformación preocupa. Probablemente el poco interés que ha suscitado esta elección se debe, en parte, al reciente fracaso que fue la Convención Constitucional y la pérdida de prioridad de tener una nueva Constitución frente a los otros problemas que aquejan a la ciudadanía. Según la encuesta Cadem del 16 de abril, los encuestados consideran que el área por lejos más prioritaria es la delincuencia y el orden público, luego mucho más abajo estarían inmigración, salud, economía, pensiones, etc., y en el penúltimo lugar se encuentra la nueva Constitución, con solo el 3% de las menciones (de un total de 200%).
Un escenario de apatía constitucional no es necesariamente perjudicial. La efervescencia del proceso anterior causó tal fiebre y mareo en los convencionales, que finalmente la propuesta fue rechazada por más del 60%. Un ambiente más apático aliviará la presión sobre los convencionales, generando condiciones propicias para un trabajo técnico y político sin estridencias ni figuraciones. Pero este escenario también conlleva riesgos. El primero lo vamos a enfrentar el 7 de mayo. Dado el desinterés sobre los temas constitucionales y la frustración de la elección anterior se corre el riesgo de que la elección del 7 de mayo se convierta en una elección sobre seguridad y ello desincentive al votante más de izquierda ir a las urnas. Los partidos políticos ya cayeron en esa trampa, ¡si hasta el Partido Comunista vende seguridad en la franja! Es verdad que los contextos inciden en las preferencias de las personas a la hora de ir a votar; es imposible que la elección del 7 de mayo sea inmune a lo que estamos viviendo en el país, pero por lo mismo resulta fundamental que los medios de comunicación hagan un esfuerzo importante en “des-segurizar” el debate constitucional, pues es evidente que nuestro problema de seguridad no pasa por tener o no una nueva Constitución y tampoco es evidente que quienes tienen un discurso más duro en términos de seguridad sintonicen con los votantes en los temas constitucionales.
Sería preocupante que pasara lo contrario a la elección pasada, que la derecha y sobre todo el Partido Republicano obtuvieran una abrumadora mayoría, por la sencilla razón de que esa no es la realidad de Chile. En las últimas elecciones presidenciales el país se ha polarizado, pero en la medida en que los gobiernos solo duran cuatro años no es tan problemático. Muy distinto es la elaboración de una Constitución que debiera durar varias décadas. Si el resultado del próximo 7 de mayo no se corresponde con la distribución de fuerza política más permanente, aumenta el riesgo de que el texto que elabore dicho Consejo termine siendo rechazado, y ese es el segundo riesgo que enfrentamos.
En un escenario de sobrerrepresentación de la derecha, algo que pareciera ser bastante probable, la manera de disminuir el riesgo del fracaso del proceso es que la derecha entienda que su posición favorecida no es más que coyuntural. Entender este punto implica ceder poder; algo que en política parece prácticamente imposible.
Teniendo a la vista los riesgos, me parece importante invitar a las personas a votar por los candidatos o partidos políticos que mejor representan sus convicciones o preferencias en materia de sistema político, derechos civiles, políticos y sociales, en la organización del Estado y evitar a toda costa votar por la coyuntura, sea esta seguridad, sexto retiro u otra, pues me da la impresión de que esta es nuestra última oportunidad en materia constitucional.
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