COP 26 “Un acuerdo frágil”

FILE PHOTO: COP26 in Glasgow
FILE PHOTO: Delegates talk during the UN Climate Change Conference (COP26) in Glasgow, Scotland, Britain November 13, 2021. REUTERS/Yves Herman/File Photo

Por Arturo Brandt, senior counsel Grupo Vial Abogados

Alok Sharma, presidente de la COP 26, catalogó de “frágil” el acuerdo que resultó tras dos semanas de maratónicas negociaciones. ¿Se esperaba algo mejor? La verdad es que no. Desde el comienzo de esta cumbre había cierto escepticismo sobre el resultado de la misma, lo que finalmente terminó con un tibio acuerdo que, en todo caso, es mejor que nada, pero que está lejos de lo que la humanidad requiere con urgencia para combatir el cambio climático.

Se lograron acuerdos, un poco más allá de declaraciones de buenas intenciones, pero aún lejos de ser compromisos reales. Se establecieron metas para detener la deforestación a la mitad para el 2030; hubo un compromiso del sector financiero de detener la inversión en combustibles fósiles; se avanzó en el libro de reglas del artículo 6 del Acuerdo de Paris, que permite a los países y empresas utilizar el mercado del carbono para combatir el cambio climático y se acordó reducir la utilización de carbón. Esta última medida, inicialmente apuntaba a eliminar el uso del carbón, pero a solicitud de India fue modificado en una acción de última hora. Todo lo anterior es destacable, por cierto, pero no existe claridad de cómo se llevarán a cabo en forma clara y concreta estas metas, lo cual inhibe la participación del sector privado en la tan necesaria solución del problema.

Se avanza, pero en forma muy lenta, y a veces casi desesperante. Entre las razones encontramos la falta de compromiso real de algunos países claves para lograr cualquier objetivo: China, Rusia, India, Brasil y México, que en su conjunto representan casi el 50% de las emisiones de gases de efecto invernadero; la forma de cómo deben alcanzarse los acuerdos en la COP, ya que lograr un consenso entre 197 países es algo muy, pero muy difícil; el hecho de que la matriz energética, responsable de un 78% de las emisiones de gases de efecto invernadero, está construida sobre la base de combustibles fósiles, lo que no es fácil de cambiar, debido a que las tecnologías de generación eléctrica renovables no convencionales no cuentan aún con capacidad de almacenamiento a precios competitivos.

Desde hace algún tiempo la COP no es más que el faro o referente para la acción climática. Hay muchas otras iniciativas, especialmente en el mundo privado, que se desarrollan en forma mucho más rápida y que pueden llevarnos a una solución basada en principios de mercado, más que en un desarrollo puramente regulatorio, a las que debemos estar atentos. Un claro ejemplo es el avance de la electromovilidad o el gran avance de las energías renovables no convencionales en Chile, que ya representan un 30% de la capacidad de generación instalada, lo que ni el más optimista hubiese previsto hace un par de años.

No olvidemos al sector privado y las soluciones de mercado en la solución del problema, el cual, con los estímulos adecuados y reglas del juego claras y estables en el tiempo, nos puede dar buenas noticias en la acción climática.

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