Corrupción
SEÑOR DIRECTOR:
Al aumento de la corrupción las autoridades están proponiendo, básicamente, nuevos marcos regulatorios y sanciones. Pero si lo que se busca es lograr una sociedad más honesta, no pueden dejar de lado un aspecto central: la formación humana.
Es necesario comprender que los años de la niñez y adolescencia son los tiempos más relevantes en la formación de la persona. Así, si un joven ha sido mal formado, no deberíamos asombrarnos que luego en la vida adulta tenga una tendencia a saltarse las normas, a desestimar las buenas costumbres y a trasgredir las leyes. En cambio, si la persona tiene buena formación, si sus virtudes y carácter le ayudan a cuestionar tentaciones, logrando encauzar bien sus acciones, entonces nos damos cuenta que el esfuerzo invertido en una buena formación ha valido la pena.
En este contexto, se ve ineludible poner énfasis en las primeras instancias que forman éticamente a las personas: la familia y el trabajo educativo formal, desde los ciclos de párvulos hasta el término del período escolar. Porque inculcar valores y principios, es decir, formar en humanidad e impulsar un florecimiento de las personas sobre la base de la verdad y el bien se presenta como el desafío más considerable que como sociedad debemos lograr.
¿Qué proponen las autoridades para que las familias y los colegios mejoren su eficacia en la formación humana?
Germán Gómez Veas
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