SEÑOR DIRECTOR:

¿Y si en lugar de hacer “préstamos” al Estado para financiar pensiones de desconocidos, que por cierto afecta la rentabilidad de los actuales trabajadores -y con ello, la posibilidad de una pensión más alta-, mejor cotizamos en favor de las cuentas individuales de nuestros padres y/o abuelos para que, una vez jubilados, les aumente su pensión?

Al menos así nos aseguramos que toda persona que ha contribuido al país y que lo ha hecho crecer tenga asistencia y cuidado de quienes están directamente obligados a prestarlo, en función de una obligación moral que tiene por origen las relaciones de familia.

Rodrigo Meléndez Barrena

Investigador del Instituto Res Publica

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