Covid: ninguna mujer debe quedar atrás
Por Mónica Zalaquett, ministra de la Mujer y la Equidad de Género
La crisis provocada por el Covid-19 ha conmocionado al mundo entero, pero sabemos que no afecta a todas las personas por igual. Estudios internacionales demuestran que el impacto de esta pandemia sobre las mujeres es distinto al que tiene sobre los hombres. Solo en Chile, hasta la fecha, la crisis sanitaria ha generado un retroceso de 10 años en materia de inserción laboral, las medidas de confinamiento han producido un aumento radical en los índices de violencia intrafamiliar y, además, se ha duplicado la carga de trabajo no remunerado para la mujer.
Se han tomado medidas por distintos canales para dar respuesta a estas problemáticas, pero estamos conscientes de que debemos duplicar nuestros esfuerzos para llegar más lejos. Es nuestra obligación aprender de la historia y, pese a que lo que vivimos hoy no tiene precedentes, han existido escenarios que a menor escala nos dan luces en medio de tanta incertidumbre. Me refiero específicamente a las epidemias provocadas por el ébola (2014) y el SARS (2003). Ambas tuvieron efectos diferenciados, perjudicando especialmente a la mujer y de forma muy similar a la que vemos hoy. Estas crisis fueron enfrentadas, en su mayoría, con medidas sin distinción en materia de género, lo que redujo la eficiencia de la acción estatal y terminó por dejar consecuencias irreparables.
Es por ello que en la Mesa Social Covid-19, desde el Ministerio de la Mujer y la Equidad de Género, hemos planteado la importancia de incorporar un enfoque de género tanto en el proceso de mitigación de la pandemia como en el plan dirigido a la reactivación social y económica posterior. El objetivo es darle una mirada más amplia, contundente y transversal a la crisis sanitaria, lo que nos permitirá, a su vez, dar una respuesta mejor a futuros desafíos.
La lección que nos dejan episodios similares al que estamos pasando es clave: incorporar la perspectiva de género nos abre la posibilidad de cambiar el desenlace para mejor. En el caso del ébola específicamente, un informe de la Comisión Interamericana de Mujeres [¹] recogió la exitosa experiencia de la activación de redes femeninas para la comunicación de medidas sanitarias en poblaciones complejas. Su participación no solo logró amplificar exponencialmente las medidas de prevención, sino que consiguieron humanizar la comunicación de mensajes incrementando su receptividad. Este es uno de los beneficios de sumar un enfoque de género al analizar y encarar un mismo problema.
Como sociedad tenemos la oportunidad de no repetir errores. Nuestra misión es una: dar la mejor respuesta posible frente a este escenario tan adverso. Por ello, como gobierno, buscamos poner a disposición de la ciudadanía una red de protección amplia, transversal y con un enfoque diferenciado que integre a la mujer. Invito a la sociedad civil, a la academia y a todos los actores interesados a seguir construyendo, a trabajar con sentido de urgencia para que en el Chile post-covid, ojalá, ninguna mujer se quede atrás.
[¹] “COVID-19 en la vida de las mujeres: Razones para reconocer los impactos diferenciados”. CIM OAS. http://www.oas.org/es/cim/docs/ArgumentarioCOVID19-ES.pdf. 2020.