Crisis hídrica: ¿quién le pone el cascabel al gato?
SEÑOR DIRECTOR
En relación a la grave crisis hídrica que se vive en la zona central del país, el anuncio de Alerta Temprana Preventiva decretada por Aguas Andinas para la Región Metropolitana debe ser bienvenido. Pero no es suficiente.
Con justa razón, el ministro de Obras Públicas ha señalado que “esta es la peor sequía de la historia”. Todos conocemos las razones de esta escasez hídrica. Poco pueden hacer los gobiernos para evitarla. Pero las señales de esta crisis llevan años a la vista de todos los gobiernos y poco se ha avanzado para abordarla.
Aunque algunos consideren que la aprobación de una política hídrica o un nuevo Código de Aguas son necesarios, la verdad sea dicha es que se necesita un agresivo y robusto plan de inversiones de obras de infraestructura hídrica, que transforme y la cambie la cara a nuestro país. Embalses, carreteras hídricas, desaladoras, etc., son algunas de las propuestas que llevan años sobre la mesa de los tomadores de decisión.
El gobierno del ex Presidente Lagos dejó un gran legado en materia de infraestructura vial a través del sistema de concesiones. Primó en aquel entonces una visión de Estado y de largo plazo. Ningún gobierno ha sido capaz de igualar ese sello. La actual crisis hídrica requiere respuestas acorde a la gravedad y urgencia del problema.
Mientras la clase política discute -con excesiva ideología- sobre el mejor diseño regulatorio, miles de millones de metros cúbicos de agua dulce se descargan al mar. De nada sirve tener la mejor regulación del mundo, si no hay agua que usar. Ante la abundancia y el uso eficiente del recurso, su consumo humano y su uso productivo son plenamente compatibles.
Que las inversiones requieren certeza jurídica y estabilidad en las reglas del juego, es un dato. Por ahora, reina la inestabilidad y la incerteza con la Convención Constitucional. Por otro lado, este tema también está ausente en el debate presidencial. Ninguno de los candidatos ha mostrado sus propuestas. Millones de chilenos estamos a la espera de sus definiciones.
Ciertamente se necesita de determinación y liderazgo -extraordinarios- para encarar este tremendo desafío. ¿Algún candidato presidencial con visión de estadista para “ponerle el cascabel al gato”?
Francisco Orrego B.