Cruce entre carrera presidencial y plebiscito
Las candidaturas deberán ser más conscientes de lo que hoy prometen, pues ello no se podrá disociar de lo que se defenderá en una instancia constitucional, un dilema que ya enfrenta Chile Vamos.
Luego de que el alcalde de Las Condes, Joaquín Lavín, diera a conocer una serie de definiciones más bien propias de quien aspira a ser candidato presidencial -entre ellas, su autodefinición como “socialdemócrata”, o la necesidad de que el Estado juegue un rol más activo-, a los pocos días, la alcaldesa de Providencia, Evelyn Matthei, criticó duramente sus dichos, para luego dar a conocer su disposición a una candidatura a la Presidencia. En paralelo, un “histórico” de la UDI, Pablo Longueira, hizo un fuerte llamado al sector para jugársela por el “apruebo” en el próximo plebiscito constitucional -además de manifestar su intención de postular como constituyente y competir por la presidencia de la UDI-, en tanto que el consejo general de Evópoli decidió abandonar su postura inicial en favor del “apruebo” y resolvió decretar libertad de acción para sus militantes.
Parece un hecho que el plebiscito ha sido un factor que ha contribuido decisivamente a adelantar la carrera presidencial -en la oposición también ya se están barajando una serie de nombres-, forzando a tomar posturas en temas de interés nacional. Aunque es bienvenido que las distintas corrientes políticas promuevan debates de ideas, y de esa forma la ciudadanía pueda contrastar diferentes visiones, es complejo cuando las discusiones propias de la contienda presidencial se cruzan con el debate constitucional, pues las estrategias para ganar una presidencial -donde en el afán de conquistar la popularidad suelen proliferar anuncios grandilocuentes, sin mayor análisis, que no pocas veces caen abiertamente en el populismo- no son tan funcionales para el caso de una deliberación constitucional, ya que ante la ciudadanía resultaría difícil de justificar que lo que se defiende como ideario de un programa de gobierno no forme también parte de las definiciones que se defenderán en la instancia constitucional.
De allí que en este escenario inédito que enfrenta el país -una carrera presidencial, que coincidirá con un cambio de Constitución-, los candidatos deberían ser esta vez mucho más conscientes de lo que están prometiendo en sus respectivas campañas, pues ciertamente puede representar un arma de doble filo.
Este dilema aparece en este momento con mayor nitidez en el caso de Chile Vamos, pues varias de las definiciones que ha dado a conocer el alcalde Lavín -que si bien no ha formalizado su candidatura, es la figura del sector mejor posicionada de acuerdo con las encuestas- no son las que en general han defendido los partidos de la coalición. Desde luego, la propia definición de “socialdemócrata” ha resultado ajena para varios líderes de la centroderecha, así como su abierta promoción del “apruebo”, en circunstancias que su partido -la UDI- en general no respalda esa opción. Si en definitiva Lavín es candidato y termina siendo la carta con mayor chance del sector, está por verse de qué manera sus definiciones serán recogidas por quienes serán los eventuales constituyentes de Chile Vamos, sin que se desfigure el ideario que el sector hoy planea defender. Estos mismos dilemas lo comenzarán a experimentar otros bloques políticos a medida que vayan decantando sus figuras presidenciales.