Cuarto retiro: una mala política evitable

Diputados debaten cuarto retiro AFP


Por Alejandra Sepúlveda, presidenta ejecutiva ComunidadMujer

A menos de cinco semanas de las presidenciales y con la política al rojo, es decepcionante ver cómo el populismo se apodera de la toma de decisiones en temas tan críticos para el devenir del país, como el cuarto retiro de los fondos previsionales, proyecto que reinicia su discusión en el Senado el próximo lunes.

Una a una, las candidaturas que prometieron no impulsar la iniciativa, de mediar el IFE reforzado, han dado pie atrás, demostrando no atender ningún argumento técnico que las saque de esta fiebre. Ello, aun cuando admiten, sin ambages, que es una mala política pública, que tendrá efectos nocivos sobre la inflación y el encarecimiento de la vida, pero también sobre cualquier sistema de seguridad social sostenible que se intente diseñar en adelante. Se suman a esta ola, las y los parlamentarios que ya anunciaron su voto favorable, en medio de sus propias campañas a la reelección.

La ciudadanía ciertamente aspira a mayores niveles de bienestar en la vejez. En diversos sondeos apoyan un sistema más solidario en el que puedan mantener un pilar contributivo propio. Con todo, el desfonde de los ahorros de la capitalización individual por los sucesivos retiros del 10%, dificulta cualquier reforma bien pensada y que cumpla su verdadero objetivo: pensiones dignas.

Sabemos que tras el tercer retiro (al 30 de junio de 2021) había 2,2 millones de personas con saldo cero en sus cuentas individuales. Esto equivale a que el 78,8% de quienes tenían menos de un millón de pesos ahorrados el año pasado, realizó uno o más retiros que le significaron quedarse sin nada: 68,5% de los hombres y 86,8% de las mujeres. Ante un cuarto retiro, 2,8 millones de personas más podrían enfrentar la misma situación (Superintendencia de Pensiones).

Y una vez más las mujeres son las más perjudicadas, porque la capitalización individual reproduce y amplifica las brechas de género que se dan en el mercado laboral, lo que se traduce en un menor ahorro de ellas.

Con el objetivo de aportar a soluciones sostenibles, ComunidadMujer presentará en los próximos días un nuevo estudio que recoge las formas en las que internacionalmente se reconoce el trabajo de cuidados no remunerado. Una de las más importantes, es la fórmula que, dentro del sistema de pensiones, considera el tiempo dedicado a estas labores que interrumpen las trayectorias laborales de las mujeres que cuidan, cuestión dramáticamente visible en esta pandemia.

Junto con el reconocimiento del trabajo de cuidados no remunerado como una actividad productiva esencial para el funcionamiento social, económico y político del país -que esperamos tenga la nueva Constitución-, se trata de pasos clave que se deben dar para transformar las condiciones y trayectorias de vida que hoy son muy desiguales y que estamos convencidas, los retiros no ayudan a cambiar.

No hay más tiempo que perder. La invitación es a abandonar el populismo y hablar en serio de un sistema de seguridad social efectivo, con perspectiva de género.

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