SEÑOR DIRECTOR:
El amateurismo en el proceso de compra de la casa del expresidente Allende para transformarla en un museo -al igual que la del expresidente Aylwin- fue providencial para que saliera a la luz un proyecto cuyo costo/eficacia es cuestionable en un entorno de necesidades mucho más urgentes.
Como bien lo plantea Óscar Contardo (12 de enero), más allá de que el proceso de compra contravenía claros preceptos constitucionales, este proyecto entraba a competir con otros museos “que sobreviven al borde del descalabro financiero”. Tampoco está claro de qué manera la propiedad fiscal de aquellas casas contribuiría a la anunciada idea de fortalecer la democracia, o qué colecciones albergarían y cómo dialogarían con el Museo de la Solidaridad. Así, “qué sentido tendría agregar dos nuevos inmuebles bajo estas condiciones”.
Miguel A. Vergara Villalobos
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