Cuidemos nuestras palabras
Por Rolf Lüders, economista
El Banco Central de Chile dio a conocer su último informe de política monetaria (IPoM). Como siempre, este reporte es de excelente calidad técnica, reconocida mundialmente. Me parece interesante destacar que esta vez el Banco hizo un especial esfuerzo didáctico para, por un lado, explicar los motivos por los cuales decidió días antes hacer un cambio de magnitud inesperada en la tasa de interés de política monetaria y, por el otro lado, ilustrar la forma en que actúa la política monetaria para controlar las presiones inflacionarias.
El mencionado IPoM deja en claro cuáles son los principales problemas que enfrenta la economía. Se trata, en el corto plazo -además de recuperar los niveles de empleo- de hacer frente a las fuertes presiones inflacionarias existentes. Estas se originan en buena parte en la liquidez generada por los subsidios estatales y por los retiros de los fondos de pensiones. Si el exceso de liquidez no es controlado, pone en peligro la meta inflacionaria, con todo lo que eso implica para los sectores de menores ingresos. El Banco ya espera que las variaciones de precios a fines de año y durante la primera parte de 2022, bordeen el 5 por ciento anual.
A mediano plazo preocupa la baja tasa de inversión esperada (y por ende el escaso crecimiento), producto principalmente de la incertidumbre socio-política existente en el país. Pero también inquieta la situación del Fisco. Por si no lo sabe, estimado lector, se espera que este año el gasto fiscal se expanda en más de un ¡35 por ciento! Esto requerirá un ajuste fiscal posterior muy complejo, no importando si se pretende lograrlo por la vía de reducciones del gasto, de nuevos tributos, o de una mezcla de ambos.
El Banco Central realiza su trabajo, incluyendo el IPoM, con profundidad y destreza. Sin embargo, ha recibido una fuerte crítica, centrada en la intencionalidad. Juan Andrés Lagos argumentó que “el Banco Central no tiene idea de economía a escala humana. Su referente son las 7 familias ricachonas”. Y agregó: “No creen en nada, salvo el lucro, las ganancias, el capital especulativo. Son una lacra”. Por su parte, Ramón López agregó que la intención del Banco Central es frenar el crecimiento y de paso estimular el desempleo, “para así culpar a los subsidios sociales y prevenir los retiros de AFP”. Afortunadamente Gabriel Boric, candidato presidencial del sector en que militan los antes nombrados, se distanció de esos juicios, declarando que el Banco Central “es autónomo, serio, y actúa con responsabilidad”.
Descalificar de plano el trabajo de terceros atribuyendo intenciones, como lo hicieron los dos primeros nombrados, no conduce a ninguna parte. En cambio, hacer críticas positivas en un ambiente de amistad cívica, puede contribuir a construir un país más próspero y justo.
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