De competencia y colaboración

Debate Unidad Constituyente


Por Paula Walker, profesora Escuela de Periodismo Usach

¿Qué tienen en común los atletas de salto alto Barshim (catarí) y Tamberi (italiano) con Yasna, Paula y Carlos, los tres candidatos de la ex Concertación que van a una primaria? Probablemente poco, pero sirven para contar una breve historia de cómo lo que antes era competencia (la mayoría de las veces descarnadas) hoy está cambiando hacia la colaboración, y estos Juegos Olímpicos de Tokio muestran una nueva cara del significado de competir, lo que en la política cuesta mucho encontrar.

Mutaz Essa Barshim era el atleta favorito del salto de altura. Había obtenido medallas en los Juegos de Londres (2012) y en Río de Janeiro (2016). Sus marcas sobrepasaban los 2 metros cuarenta, hasta que se lesionó. El otro atleta, Gianmarco Tamberi, se rompió los ligamentos poco antes de los Juegos de Río. Le dijeron muchas veces que la lesión podía impedirle competir incluso en Tokio.

La perseverancia los hizo levantarse, trabajar y llegar a competir. Se enfrentaron en Tokio en la prueba de salto alto y consiguieron la misma marca de 2 metros y 37 cm. Tenían que desempatar. Les ofrecieron volver a competir para definir al ganador, pero el atleta catarí preguntó si podían compartir el oro en vez de saltar. El juez les dijo que sí, y el abrazo y la emoción de ellos es imposible de contar porque hay que ver las imágenes. Ambos habían conocido la gloria deportiva, y ambos supieron de la frustración por sus lesiones. Ganaron los dos, como atletas y como personas.

Esa actitud, la de compartir y colaborar, que en los entornos competitivos y masculinizados (que suelen ser todos) era visto hace pocos años como una característica de los “nerd” o los “débiles”, hoy marca a fuego la diferencia entre las personas, los proyectos, las visiones de desarrollo, y por cierto, la política. El debate de las candidaturas de la ex Concertación mostró características más de competencia entre adversarios que una conversación entre colaboradores que buscan ofrecer una alternativa al país como conglomerado.

Las dos mujeres candidatas, conocedoras de los temas de género y que han vivido en carne propia la discriminación y desdén por el hecho de querer participar en política, debieran ser aliadas infatigables, como Barshim y Tamberi. Las dos han conocido la traición y los obstáculos en sus carreras, y quieren alcanzar el oro para gobernar el país. Es conocido por la opinión pública que miembros de sus partidos se han equivocado, han protagonizado casos de corrupción y otros delitos, en algunos casos han obstaculizado avances, por eso el desafío será que sus liderazgos sean una oportunidad para elevar el estándar de la manera de hacer política, integrar en sus equipos personas nuevas, junto con ofrecer una alternativa para sus votantes. Esas candidaturas representan a una coalición que se resiste a morir, pero que debe transformarse radicalmente para seguir siendo competitiva y una alternativa para los tiempos que corren.