¿De la sociedad de la información hacia la “sociedad del cansancio”?
Por Christian Schmitz, académico Universidad Católica de la Santísima Concepción
Los factores relevantes que empujaron “la gran aceleración” que vive la humanidad en las últimas siete décadas están constituidos por la interrelación de tecnología, ciencia, conocimiento y mercado. Ello ha conducido a nueva época del desarrollo de la humanidad, denominada por muchos estudiosos como “antropoceno”. El desarrollo económico-social en estos años ha sido sin precedentes, pero igualmente han surgido múltiples crisis que amenazan la convivencia o incluso la existencia de la humanidad.
Una de estas crisis que comúnmente permanece en un segundo plano es la crisis informacional que experimenta el ser humano, y que se manifiesta a nivel individual y colectivo.
Individualmente, la mayoría de nosotros ya sufre el “Síndrome de Fatiga Informativa” (término acuñado por psicólogo británico David Lewis), “technostress” o “infoxicación” (de Alfons Cornellá), refiriéndose todos ellos a fenómenos conexos como adicción tecnológica, hiperconectividad, contaminación informativa.
Todos estamos expuestos a diario al bombardeo constante de datos e información que genera una continua hiperestimulación de nuestros sentidos, sin distinción de si se trata de ambientes laborales o tiempo libre. Recibimos sobrecargas de información que simplemente ya no podemos procesar. La información, un bien valorado e ingrediente indispensable para analizar y tomar decisiones de todo tipo, se transforma en un problema. En efecto, el exceso de información provoca la parálisis de nuestra capacidad analítica, la dificultad de comprender procesos y problemáticas; y finalmente conduce a malas decisiones o simplemente a la indecisión. Así, hemos perdido la vista para el todo, la vida se nos ha tornada cada vez más compleja, y ya no entendemos este mundo.
Colectivamente, el exceso de información proveniente de la Internet y redes sociales, ha transformado la esencia misma de la sociedad y las relaciones humanas. Según el filósofo Byung-Chul Han, el “enjambre digital” actual “consta de individuos aislados, y carece de alma, de un nosotros capaz de andar en una dirección o emprender una acción política común. La hipercomunicación digital nos aleja más del otro, bajo la ilusión que nos acerca, y destruye el silencio que necesita el alma para reflexionar y ser ella misma. Se percibe solo ruido, sin sentido, sin coherencia. Todo ello impide la formación de un contrapoder que pudiera cuestionar el orden establecido, que adquiere así rasgos totalitarios”.
Así, la sociedad de la información se ha transformado en la “sociedad del cansancio” (Byung-Chul Han), a causa de la ansiedad, tensiones, estrés y agotamiento que vivimos. ¿Cómo escapamos de esa trampa? Individualmente, tomando conciencia y generando desconexión digital periódica, recuperando espacios de reflexión y convivencia presencial (aún en pandemia). Colectivamente, promoviendo la humanización de las relaciones, en nuestra vida cívica, y especialmente en la política de nuestro país.
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