Opinión

Defensa de la economía de libre mercado

Además del multifamily, el mercado de oficinas fue otro segmento que destacó en 2019. Foto: archivo

La desigualdad es parte de nuestras sociedades. Al analizar ruinas arqueológicas, investigadores han llegado a la conclusión de que las diferencias económicas existen desde hace miles de años, y que han ido aumentando impulsadas principalmente por avances tecnológicos. También encuentran su reflejo en la literatura, con múltiples ejemplos de cómo repartir mejor las riquezas. Una de las leyendas más famosas es la de Robin Hood, del que se cuenta que robó a los ricos para dárselo a los pobres. Incluso dio nombre a políticas de redistribución de riquezas, dado que se denomina "efecto Robin Hood" cuando los ingresos de una sociedad se logran redistribuir por políticas tributarias. Aun así, no es tan simple crear justicia económica.

Altos niveles de desigualdad no son deseables para ninguna sociedad, y hay evidencia de que en combinación con poca movilidad social se perciben como fenómenos injustos y dinásticos que, además, merman la capacidad de crecimiento, como advierte el Fondo Monetario Internacional. Con esa misma preocupación, el Foro Económico Mundial lanzó recién un índice de movilidad social. Chile quedó en rango 47 de 82, detrás de Uruguay y Costa Rica. Ya antes, la OCDE había mostrado que en nuestro país, familias del último decil de ingresos podrían necesitar hasta seis generaciones para alcanzar ingresos medios.

También en la Enade 2020 se abordó la preocupación por la movilidad social, con un llamado del ministro de Hacienda de avanzar más decididamente hacia una sociedad de acceso abierto, de oportunidades, y de una élite más diversificada. Reconociendo ello como expresión de una economía de libre mercado, la pregunta entonces es: ¿qué hacer para que nuestro mercado sea más libre? Para ello, no es necesariamente justo aplicar solo la política "Robin Hood", es decir, poner el foco principal en impuestos y transferencias. De esa manera, no se abordarán las fallas e injusticias del propio mercado, que finalmente causan una parte importante de la desigualdad. Es como en el área salud, cuando el foco está en tratar las enfermedades de forma ex post, en vez de prevenirlas, ex ante.

Para avanzar de verdad hacia una economía más libre y competitiva, es hora de ponernos metas medibles, desde el gobierno y el gasto público, así como desde los gremios empresariales. De hecho, todos quienes defendemos la libertad económica deberíamos tener interés de "escapar de la edad oscura de la desigualdad", como Picketty y varios economistas pidieron recién a través de una columna en Project Syndicate. En este sentido, la defensa de la economía de libre mercado es tan importante que hasta podría justificar obtener datos anonimizados, certeros y oportunos respecto a la movilidad de ingresos y capital desde la banca, mediante medidas audaces como la bancarización completa y la eliminación del dinero en efectivo. Recordemos que los datos de movilidad social en Chile se basan principalmente en la encuesta Casen del 2017. Contrario a ello, si realmente queremos enfrentar la desigualdad y la justicia económica del siglo XXI, también tenemos que trabajar con las herramientas efectivas del siglo XXI: ¡los datos!

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