Del IMG a la RBU
Por Claudia Sanhueza, investigadora COES
Hace unos días, el presidente de la CPC, Juan Sutil, señaló que era momento de discutir un ingreso mínimo garantizado. Extraño, porque en Chile ya existe (IMG, Ley Nº 21.218, detalles en ingresominimo.cl). De hecho, el proyecto se ingresó en noviembre de 2019 al Congreso y fue aprobado en abril de 2020. Es un subsidio fiscal para trabajadores(as) dependientes con jornada completa, y permite aumentar los ingresos de los(as) trabajadores(as) a un mínimo de sueldo líquido de 300.000 pesos.
Lo que en realidad es momento de discutir, a propósito de la pandemia y la imposibilidad de salir a trabajar durante las cuarentenas, es la propuesta de Renta Básica Universal (The Economist, mayo 2020). Suena similar, en el sentido que ambas parecieran garantizar un nivel de ingreso básico para todos(as), pero en realidad no lo son. Van Parijs (1995, Libertad real para todos), uno de los exponentes actuales de la idea, reflexiona sobre las diferencias. El IMG es un subsidio que complementa los ingresos de manera de llegar a un mínimo, en cambio la RBU es un subsidio “básico” al cual las personas tienen derecho por el hecho de ser ciudadanos(as). El IMG es menos costoso en términos fiscales, porque tiene una menor cobertura (llega a quienes tienen ingresos menores al mínimo); sin embargo, tiene desincentivos a subdeclarar ingresos y es difícil de implementar con alta informalidad. Por eso, usualmente se destina solo a trabajadores(as) formales. Adicionalmente, como se ha justificado desde la economía feminista, la RBU es una manera de remunerar el trabajo social no remunerado o de cuidados, entre otras diferencias filosóficas.
Una forma de explicar la diferencia en diseño es a raíz de la discusión del Ingreso Familiar de Emergencia (IFE) 2.0. Tanto éste como la propuesta de la oposición de Renta Básica de Emergencia tenían un diseño de IMG: llevar a los hogares del 80% más vulnerable a un mínimo. Por lo tanto, en ningún caso su cobertura era muy alta, ni en el caso de usar como mínimo la Línea de Pobreza ni en el caso de 100.000 pesos (en el que quedó). De hecho, un 8,9% de las personas tiene ingresos per cápita menores a la línea de pobreza. El IFE 2.0 llegó a un 34%, porque a los hogares con ingresos informales se les trató como si tuvieran ingreso cero. Así, el IFE 2.0 funcionó como una RBU para los(as) trabajadores(as) informales del 80% más vulnerable y como un IMG para los(as) formales. Una forma de transformar el IFE en una RBU sería tratar a los formales como se trató a los informales.
Ahora bien, hay que señalar que la verdadera propuesta de RBU no es a cambio de menos gasto público en derechos sociales, como salud o educación, como creo haber entendido de las palabras de Juan Sutil al decir que este subsidio podría reemplazar gasto que no “les llega” a las personas. De hecho, uno de los grandes problemas con la RBU, de ser esta permanente, es su alto costo fiscal. Claro que como señala Van Parijs (1995), podría ser la única forma de salvar el capitalismo.
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