Democracia en jaque

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SEÑOR DIRECTOR:

Hasta hace 150 años, Chile tenía elecciones en dos días, pero el intervalo nocturno era fuente continua de fraude electoral, por lo que una reforma redujo los comicios a un solo día. En 2021, la pandemia hizo resurgir la elección en dos días, aunque los comicios del 15 y 16 de mayo de ese año se oficiaron bajo estrictas restricciones de desplazamiento: había toque de queda, las personas con registro activo de Covid y aquellas con aislamiento obligatorio por cuarentena tenían impedido trasladarse, quienes acudían a sufragar desde regiones debían obtener un pasaporte sanitario y retornar en un máximo de 48 horas, y los vocales y apoderados de mesa podían circular solo con sus documentos identificatorios, formularios y poderes, respectivamente. Así, el tránsito de personas en las elecciones de 2021 estuvo acotado y cercado por fuertes limitaciones no solo policiales y militares, sino que también había un férreo control ciudadano frente a los desplazamientos irregulares de quienes incumplían las medidas restrictivas de la pandemia.

En el contexto actual, nada de eso existe: ya no hay toque de queda, cuarentenas, cordones sanitarios, ni obligación de portar documentos administrativos. Hoy, hay un 90% de percepción de inseguridad, altos índices de criminalidad y victimización e insuficiente control del orden público; un escenario perfecto para materializar maquinaciones electorales valiéndose para ello de reflotar la vieja balsa de los dos días que ya habíamos hundido hace un siglo y medio.

Juan Pablo Bravo Valdés

Director del Instituto Chileno de Derecho Electoral