Democracia y fake news



SEÑOR DIRECTOR:

La sociedad está ante una extraordinaria oportunidad de protagonismo en el debate político que exige un punto de partida común: los datos que se utilicen en el debate, tanto por parte de la campaña del Apruebo como del Rechazo, pueden explorar distintas valoraciones, análisis, críticas y puntos de vista, pero no pueden ser sesgados ni manipulados hasta el extremo de que no exista una realidad sobre la que pronunciarse.

Ante los factores del mercado, la información nunca será perfecta. Pero para que las personas tomen decisiones acertadas, se requiere un mínimo de imparcialidad y simetría. Es una peligrosa anomalía que el momento crucial de nuestra historia se viva en un escenario donde el debate no garantiza estas condiciones por parte de medios de comunicación que caen en abierta discriminación de quienes no comparten sus posiciones editoriales. Es imperioso conocer, fijar y contraponer las posiciones de todas las partes, tanto de quienes apoyan como de quienes no acogen el nuevo texto constitucional. Es exigible que cada cual ejerza rigurosamente la fidelidad crítica a lo propuesto, con honestidad intelectual, desde las respectivas posturas, actitudes y decisiones. A nuestros hijas e hijos les debemos un proceso electoral que se base en la decencia democrática.

Álvaro Ramis

Rector Universidad Academia de Humanismo Cristiano