Denuncias de crímenes de guerra en Ucrania

Lo sucedido en la ciudad ucraniana de Bucha y las demás acciones contra la población civil en Ucrania, en clara violación a la Convención de Ginebra, exigen una investigación. La comunidad internacional cuenta con las herramientas para hacerlo.



Las dramáticas imágenes de cuerpos de civiles abandonados y de fosas comunes en Bucha, en las afueras de Kiev, luego de que las fuerzas rusas se vieran forzadas a abandonar la ciudad tras la contraofensiva ucraniana, desató una ola de condenas a nivel mundial y trajo a la memoria las atrocidades cometidas en el pasado en Srebrenica o en Grozny. Convertida a su pesar en símbolo del drama que se vive actualmente en Ucrania, la localidad de cerca de 40 mil habitantes aumentó la presión internacional para iniciar una investigación sobre los crímenes de guerra que se estarían cometiendo actualmente en ese país.

El caso de Bucha, pese a ser el más dramático, está lejos de ser el único. Basta recordar el bombardeo contra un teatro donde se refugiaban civiles en Mariupol o el ataque ruso a una estación de trenes en la región de Donbas. Y a ello se suman las decenas de casos de violaciones a adolescentes e incluso niñas por parte de soldados rusos que vienen denunciando varias organizaciones independientes a nivel mundial. “Militares rusos han cometido violaciones sexuales contra mujeres y hombres ucranianos, contra niños y personas mayores”, dijo la fiscal general de Ucrania.

La comunidad internacional cuenta con las herramientas para avanzar en esa dirección, pero para ello es importante recoger la mayor cantidad de evidencias posible sobre los hechos denunciados. En ese sentido, la misión de monitoreo de DD.HH. de la ONU que se encuentra en Ucrania cumple un rol clave. El Convenio de Ginebra establece con meridiana claridad la protección que se les debe dar a los civiles en situaciones de conflicto. No solo determina que “la población civil y las personas civiles gozan de protección general contra los peligros derivados de las operaciones militares”, sino que además condena “los ataques indiscriminados” o las acciones a instalaciones protegidas como los hospitales. Nada de ello, sin embargo, se ha respetado en Ucrania.

La historia reciente recoge experiencias de tribunales especiales creados para investigar, procesar y condenar a los responsables de atrocidades cometidas en zonas de conflicto, todos al alero de la Corte Penal Internacional (CPI). Es el caso del Tribunal especial para los crímenes de la ex Yugoslavia. Un modelo que algunos han planteado como alternativa para juzgar las acciones de las fuerzas rusas en Ucrania. Por ahora, el fiscal jefe de la CPI ha dicho que hay una base razonable para creer que se han cometido crímenes de guerra y comenzó a recabar denuncias para evaluar el mérito del caso. Pero para poder avanzar y emitir órdenes de arresto, necesita contar con pruebas.

En ese sentido, el caso de Bucha dejó en evidencia que hoy la comunidad internacional cuenta, además, con la tecnología para ayudar a recabar evidencias ante un eventual proceso por crímenes de guerra. Los intentos rusos de deslindar responsabilidades, acusando a las tropas ucranianas de los crímenes en la ciudad, por ejemplo, fueron rápidamente desvirtuados por imágenes satelitales que comprobaron que los cadáveres estaban en las calles de Bucha antes de que los rusos abandonaran el lugar.

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