Des (centramientos)

Primarias 2021
(Foto: Agencia Uno)

Las tres candidaturas que estuvieron liderando las encuestas desde el estallido social -Joaquín Lavín, Daniel Jadue y Pamela Jiles- ya están fuera de la papeleta presidencial. Paradoja que confirma la imprevisibilidad que tienen en estos tiempos las dinámicas políticas. Nadie soñó que las últimas primarias movilizarían a más de tres millones de personas, ni que sus resultados iban a modificar tan profundamente el cuadro presidencial.

Si se pone como antecedente la elección de los convencionales y se contrasta con los números de estas primarias, parecen dos países distintos. En el primer caso, una sociedad desestibada hacia la izquierda radical y sectores antisistema; en la segunda, una con relativa convergencia hacia la moderación, donde además las opciones representadas por los partidos tradiciones (UDI, RN y PC) fueron derrotadas. En algún sentido, el triunfo de Sebastián Sichel en la derecha y de Gabriel Boric en la izquierda repuso el eje de la disputa en un universo de votos más distante de los polos, una franja que, por lo general, concurre menos a las primarias.

Se ha discutido mucho sobre la eventualidad de que un sector de derecha termine votando por una candidatura DC para impedir el triunfo de la izquierda. La ironía es que eso parece haber ocurrido ya en esta primaria: Chile Vamos optó por Sichel, un independiente que hasta hace poco pertenecía al núcleo político y cultural de la centroizquierda. Y al otro lado del espectro, una ironía algo semejante: Boric se impone con amplitud al candidato comunista, por tanto, la carta presidencial de la izquierda termina siendo el diputado que estuvo dispuesto a avalar con su firma el acuerdo político del 15N, que impuso un marco institucional al proceso constituyente, acotando además las atribuciones de los convencionales.

En resumen, casi la mitad de los ciudadanos que en promedio votan en elecciones presidenciales participaron de esta contienda, haciendo ganar a dos candidatos que valoran los acuerdos transversales, han reafirmado la institucionalidad y tendrán como principal foco la disputa de los votos de centro. Sin duda, en las semanas que quedan para la inscripción de los candidatos se confirmarán alternativas a la derecha de Chile Vamos y a la izquierda de Apruebo Dignidad. Además, se sumará la carta triunfante en la contienda interna de Unidad Constituyente, lo que hará todavía más intensa la disputa por los votos que se mueven en el interregno.

Así, en un período crítico, con la legitimidad de la política por los suelos, con síntomas de polarización y deterioro institucional, grados inquietantes de normalización de la violencia y delirios refundacionales, un sector importante de la ciudadanía entregó hace una semana señales de una mínima moderación; señales que, sin duda, deben ser matizadas a la luz de los otros procesos electorales observados y del amplio y contradictorio espectro de variables que explican el presente. Pero que, por su masividad, consistencia y alcances, en ningún caso pueden ser desatendidas.

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