Desafío del siglo XXI, urgentes cambios energéticos con aporte de la academia

Corfo


El reciente acuerdo público privado sobre electromovilidad, del que algunas universidades somos parte, y la puesta en marcha de 100 buses eléctricos al sistema de transportes metropolitano, son parte de una estrategia que el país debe robustecer para estar en sintonía con los desafíos que nos impone el siglo XXI.

Es sabido que el cambio climático se ha convertido en un tema de discusión global, entre otras cosas, por las exigentes metas que los países deben cumplir para disminuir las emisiones de gases de efecto invernadero y la generación de energía a través de fuentes renovables, evitando o mitigando así los graves efectos en nuestro ecosistema, los cuales tienen a Chile como uno de los territorios más afectados por este fenómeno.

En el Acuerdo de París del 2015, nos comprometimos junto a otros 190 países a establecer medidas para la reducción de la emisión de gases del efecto invernadero, teniendo como meta el 2030, acciones de mitigación, creación de capacidades, transferencias tecnológicas, entre otros. Esto se ha visto reforzado por los planes nacionales generados por los Ministerio de Medio Ambiente, Energía y Transportes.

En esta tarea es clave el rol de las universidades públicas para lograr dichas metas. Desde nuestra Universidad de Santiago, ya contamos con investigaciones de excelencia que aportan a su cumplimiento como, por ejemplo, los avances en electromovilidad del equipo ESUS compuesto por estudiantes de pregrado que utilizan la energía solar en sus vehículos; los aportes desde el Departamento de Física sobre "clima-energía" que, con el apoyo del Comité Solar de Corfo, y las mediciones del laboratorio de Radiometría y Fotometría (LRF), ha permitido avanzar en una caracterización territorial sobre la explotación del recurso solar chileno.

También las investigaciones para generar modelos de planificación de generación de energía eléctrica para determinar el impacto económico de largo plazo de la integración de energías renovables, y el desarrollo de un prototipo funcional de un equipo de electrónica de potencia para turbinas eólicas de grandes tamaños, entre otros.

Desde la Universidad de Santiago tenemos la convicción que podemos ser articuladores en la generación de una política que armonice la transición energética, la minería, la sustentabilidad y la generación de valor a partir de los recursos naturales que tenemos en Chile.

En mi reciente participación en el Evento Plan+Energía, el Ministro de Minería indicó la relevancia de la eficiencia energética, el rol de la minería y la sustentabilidad. Así, también ha quedado plasmado en la apertura de postulaciones por parte de Corfo para la creación del "Instituto Tecnológico de Energía Solar, Minería de Bajas Emisiones y Materiales Avanzados de Litio y otros Minerales", que catalizará el desarrollo, escalamiento y soluciones tecnológicas en las áreas descritas. Según han señalado las autoridades de Corfo, "se espera que al año 2030, el Instituto Tecnológico se transforme en un referente tecnológico internacional, y en un polo de innovación y emprendimiento de alcance global, que capture valor para la economía regional y nacional, aprovechando las condiciones singulares del Desierto de Atacama y de la Región de Antofagasta".

Asimismo, la Ministra de Medio Ambiente ha confirmado en los últimos días que Chile organizará la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático 2019, COP25, ocasión en que se pretende fortalecer la  postura que compatibiliza el progreso social y económico del país con la sustentabilidad ambiental.

Tenemos así la oportunidad de generar una estrategia de Estado, con participación activa de la academia, que no esté basada en la explotación de nuestros recursos a través de la exportación de commodities, sino en una explotación en base a capacidades, necesidades tecnológicas, productos y servicios que involucren un alto valor agregado.

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