Desafíos de la región

Grupo de Lima
La mesa de los cancilleres de la región, en la sede de Torre Tagle, en Lima. Foto: Cancillería Perú.


Este año se presenta muy desafiante para Latinoamérica. Desde el punto de vista económico, las proyecciones son positivas, con alguna excepción, pero regionalmente casi se duplicará la tasa de crecimiento del 2017 (2,2 versus 1,3), las exportaciones superarán el crecimiento del 10% registrado el 2017 y se espera una recuperación de la inversión extranjera directa.

Las amenazas externas a estas proyecciones provienen principalmente del proteccionismo de algunos países desarrollados, de los cambios legislativos en Estados Unidos en materia financiera, y la alta concentración de los envíos en materias primas y mercados. El cambio tecnológico es un factor que resta competitividad a la región, que no logra adaptarse a la velocidad y profundidad que se requiere, y en esta perspectiva los lazos con la Unión Europea (UE) deben dar un salto cualitativo incorporando más cooperación en ciencia, tecnología e innovación.

Por otra parte, las incertidumbres internas a estos desempeños, provienen fundamentalmente del ámbito político. Tenemos un calendario electoral intenso, que incluye cambios presidenciales en Costa Rica, Paraguay, Venezuela, Colombia, México, y Brasil. Crítica es la situación de Venezuela, muy compleja en Honduras por los cuestionamientos al resultado de las pasadas elecciones, y en Perú por la crisis originada por las acusaciones al Presidente y el indulto a Fujimori.

No obstante, hay hitos muy importantes este año, que servirán para sustentar la estabilidad regional: el crecimiento, su inserción global, y avanzar en la necesaria integración. Chile, por lo demás, ha ejercido su liderazgo en todos estos ámbitos. Cabe mencionar el potente compromiso comercial y de inversiones de China con la región durante la Cumbre China-CELAC ; el moderno acuerdo TPP-11, ahora "Tratado Integral y Progresista de Asociación Transpacífico" que se firmará en Santiago el 8 de marzo, que no solo reúne al 14% del PIB y del comercio mundial, sino que además tiene un fuerte valor y simbolismo político, al suscribirse a pesar del retiro de Estados Unidos; el fortalecimiento de la Alianza del Pacífico y la previsible conclusión de las negociaciones de la UE con el Mercosur.

El escenario tiene, por lo tanto, una alta complejidad, desafíos y oportunidades, que en definitiva dependerá de la conducción política darle un giro positivo, y avanzar al mismo tiempo en el cumplimiento de la agenda 2030 de desarrollo sostenible, para erradicar las desigualdades y la pobreza.

Al ser nuestro contexto natural, lo que ocurra en la región es muy relevante para la política exterior de Chile. No debemos olvidar que hemos mantenido una visión de Estado a este respecto. Las definiciones de nuestras relaciones internacionales señalan expresamente prioritario el "fortalecimiento de la relación con los países vecinos y con la región" y el documento de Política Exterior de Chile 2030 enfatiza que nuestro país "…cree en la importancia de una comunidad latinoamericana. Desde aquí nos proyectamos al mundo y ésta seguirá siendo su plataforma para llevar adelante diversas iniciativas hacia otras latitudes".

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