Desaprensiones peligrosas

Izkia Siches


Por Óscar Guillermo Garretón, economista

No creo ver en ella más intención que hacer un guiño de empatía al pueblo mapuche cuando comenzó a usar desaprensivamente la palabra “Wallmapu”. Pero valoro el toque de alerta que provocó en Chile el revuelo desatado en autoridades, prensa y redes sociales argentinas, por expresiones tan desafortunadas en una autoridad de gobierno.

No fue un traspiés menor. El “Wallmapu” no es una creación ancestral. Identifica a grupos radicalizados actuales que aspiran a una nación mapuche autónoma. Cubriría cuatro regiones de Chile y ocho provincias de Argentina, cortando ambos países por la mitad, desde el Atlántico al Pacífico. En otras palabras, la expresión “Wallmapu” y su aceptación como nombre de una nación, desafía la soberanía terrestre y marítima tanto de Chile como de Argentina.

Los gobiernos han echado tierra al incidente; y la ministra ha pedido excusas, lo que me parece bien. Pero esa es solo la punta de un iceberg, que ella hizo más visible que antes: el “estado plurinacional” propiciado por una mayoría de la Convención Constituyente.

Este no es el único incidente ni el más notorio que amenaza nuestras fronteras con esa tesis fraguada por Álvaro García Linera, ex vicepresidente de Bolivia bajo Evo Morales y por este último, recientemente declarado persona “non grata” por una comisión del Congreso peruano cuando intentó dar partida en el Cuzco, Diciembre de 2021, a Runasur, para construir una “América plurinacional”. En carta pública, ex cancilleres peruanos lo acusaron de “intentar desmembrar a Perú, otorgándole a Bolivia salida sobre el Pacífico y así conformar una nación aymara como extensión territorial boliviana”. ¿No les suena que esa tesis conjuga con la del “Wallmapu”? Ambas apuntan -como propicia García Linera- a la instauración de una “plurinacionalidad” latinoamericana que reorganice el continente en torno a los pueblos originarios -nación aymara, nación mapuche, etc.- desconsiderando los actuales estados-nación. La acción de Evo y la reacción inmediata del Perú, así como ahora la reacción argentina, nos alertan que esto no es un juego. Por si algo faltara, el Presidente de Bolivia, Luis Arce, seguidor de Evo Morales, alabó a nuestra Convención Constituyente por declarar a Chile “estado plurinacional”. Mientras Argentina y Perú se conmocionan, pareciera que aquí la soberanía nacional puede jugarse a la payaya convencional.

Permítanme una acotación muy personal. Con la soberanía de Chile y sus fronteras nadie está autorizado a jugar. Voté Apruebo para tener una nueva Constitución, no una nueva nación, ni menos plurinaciones trozando Chile. Poner en cuestión la nación chilena excede con mucho las atribuciones de la Convención Constituyente. Ésta y autoridades de gobierno han sido peligrosamente desaprensivos en una materia que puede tener consecuencias en la soberanía nacional e integridad territorial y marítima de Chile.

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