Desigual acceso a la banda ancha
Las fuertes brechas digitales observadas entre zonas de mayores ingresos versus las más vulnerables o rurales son una alerta de que millones de personas aún no logran acceder en plenitud a las ventajas de las nuevas tecnologías y así mejorar sus estándares de vida.
La pandemia ha permitido visualizar con más claridad la fuerte brecha digital que existe entre los sectores socieconómicamente más vulnerables, versus aquellos de mayores ingresos. Esta realidad no resulta evidente a primera vista, considerando que el número de equipos de celulares largamente excede al número de habitantes, mientras que el uso de las redes sociales ubica a Chile entre los mayores consumidores a nivel global. El porcentaje de la población que puede acceder a internet a través de sus planes de telefonía es cada vez mayor, pero en cambio el acceso a la banda ancha -que es la tecnología que permite aprovechar en plenitud las ventajas que ofrece internet para el desarrollo de la vida moderna- muestra fuertes diferencias según el sector donde se viva.
Un reciente estudio encargado por la gobernación de la Región Metropolitana (RM) sobre diagnóstico de las telecomunicaciones -para medir calidad y cobertura-, reveló la segregación digital que afecta a los santiaguinos. A pesar de que la RM concentra la mitad de las conexiones que existen en el país, solo un puñado de comunas presenta acceso óptimo a la banda ancha, particularmente en el caso de Vitacura y las Condes, con tasas de penetración sobre el 90%. En cambio, comunas como La Pintana, San Ramón, Cerro Navia, Lo Espejo y La Granja, entre otras, apenas llegan en torno a un tercio.
A nivel nacional también se observan fuertes brechas entre sectores urbanos y rurales, lo que se refleja en que al interior de la OCDE nuestro país figure entre aquellos que presentan una mayor brecha digital. Este dispar acceso respecto de la banda ancha genera amplias repercusiones sociales, lo que exige que ello sea tratado como un asunto de política pública que involucre activamente al Estado así como al sector privado.
Millones de personas han podido desempeñar parcial o totalmente actividades a través del teletrabajo, en tanto que la gran mayoría de los estudiantes pudo continuar con sus clases a través de modalidades telemáticas. Pero es un hecho que quienes viven en sectores más vulnerables han tenido muchas más dificultades para acceder a estos beneficios, en particular a las clases remotas. Se ha estimado en cerca de 400 mil los estudiantes de zonas rurales con bajo o nulo acceso a internet, una realidad que se ve amplificada si se considera las brechas que existen al interior de las zonas urbanas, como es el caso de la RM.
Para el caso de los estudiantes, especialmente aquellos que aún están en el colegio, las pérdidas de aprendizaje producto de no contar con suficiente acceso a internet han sido elocuentes, profundizando así las brechas inherentes a la condición socieconómica, lo que no hace sino agravar las tensiones sociales que desde fines de 2019 han cobrado dramática actualidad.
Las razones del rezago son variadas, pero diversos expertos han apuntado a que, junto con la falta de inversión en infraestructura digital en zonas más aisladas o periféricas, así como el hecho de que no todos los hogares disponen de un computador, existen también dificultades con la obtención de permisos y otros trámites administrativos por parte del Estado que desde luego deberían agilizarse. Las nuevas posibilidades que brinda la internet satelital -ciertas localidades de Chile ya son parte de un plan piloto del empresario Elon Musk para ofrecer esta posibilidad a nivel global- deben ser también opciones que han de explorarse activamente.