Desigualdad y Covid-19

Trabajador
Foto Andres Perez


A pesar que la actual pandemia es global, las desigualdades económicas y sociales con las que enfrentamos el shock y las políticas que mitiguen sus efectos serán determinantes para evaluar si hemos sido justos, como sociedad, en estos momentos críticos.

No hay duda que las políticas sociales en Chile tienen poco poder redistributivo. El Gini casi no cambia después de impuestos y transferencias. Adicionalmente, si se analiza la historia de Chile, las crisis económicas empeoran los indicadores de desigualdad (García y Pérez, 2017), tanto el Gini como la concentración del ingreso en el 1% más rico (Sanhueza y Mayer, 2011).

Además, hay evidencia que aun cuando los indicadores de esperanza de vida han aumentado, hay brechas significativas en esperanza de vida entre los más ricos y el resto de la población. Chetty et. al. (2016) para EE.UU. encuentra brechas de 15 años en la esperanza de vida a los 40 años entre hombres del 1% superior y del 1% inferior. Hsu y Tapia (2019) para Chile encuentran diferencias de hasta 10 años en esperanza de vida entre seis comunas del “barrio alto” de Santiago y el resto de Chile. Estas desigualdades ya están mostrando efectos en brechas de fallecidos por Covid-19.

Lamentablemente las desigualdades con las que llegamos a esta crisis sanitaria no las podemos borrar, pero como sociedad podemos hacer el esfuerzo por mitigar sus efectos y es responsabilidad especialmente de quienes tienen poder en nuestro país, hacer el mayor de estos. Es indiscutible que la mejor manera de reducir los contagios es con políticas de distanciamiento social, pero los/as trabajadores/as de menores ingresos usualmente tienen trabajos que requieren salir de sus hogares. Así, para que se mantengan en sus casas se debe poder subsidiar este período. ¿Se puede?

Chile tiene una riqueza aproximada de 800 mil millones de dólares, de la cual la mitad es riqueza financiera y la mitad es riqueza real (Global wealth databook 2019). Esto es equivalente a más del doble de nuestro PIB anual. Imaginemos a nivel micro un hogar que tiene ahorros financieros equivalentes a sus ingresos anuales, es decir, un hogar con ingresos de 600 mil pesos mensuales tiene ahorrados 7,2 millones de pesos. Ese hogar puede financiar hasta 12 meses de sus ingresos mensuales sin trabajar. Eso es lo que tiene Chile de ahorro financiero, pero está concentrada en pocas manos. El Gini de la riqueza es 0,79 y hay 70 mil adultos en el 1% más rico a nivel mundial.

Albert Einstein decía que “la crisis es la mejor bendición que puede sucederle a las personas y los países, porque la crisis trae progresos”. El gran progreso que necesitamos en nuestro país es de justicia distributiva. Esperemos que esta crisis nos haga progresar en ese sentido y quienes más tienen hagan un esfuerzo, ya sea ahora o mañana, de cerrar las brechas nada menos que de la esperanza de vida, en nuestro país.