Desintegración del sistema tributario

Diputados de Comisión de Constitución aprueban en general proyecto que establece impuesto a los “súper ricos”


SEÑOR DIRECTOR:

El proyecto de ley del gobierno desintegra el sistema en forma completa. El problema de estos sistemas es que generan doble tributación, pues la empresa paga el impuesto corporativo por la utilidad generada y esa misma utilidad paga impuestos a nivel de empresario.

Para evitarlo, se propone un modelo desintegrado modificado, en que los retiros y dividendos paguen un impuesto a las rentas del capital con una tasa del 22%. Si el propietario tiene una tasa de global complementario menor, podrá optar llevar esos retiros o dividendos a su impuesto final.

A este sistema, se contrapone el régimen totalmente integrado. En él, el impuesto pagado por la empresa sirve como crédito en contra de lo que pague el propietario. En 1984, Chile implementó un sistema completamente integrado, al que se añadió base devengada: los propietarios debían pagar sus impuestos finales cuando hicieran retiros o recibieran dividendos. Si no ocurría, la tributación quedaba a nivel de empresa. El problema de este sistema es que se deben controlar las utilidades pendientes de tributación y créditos asociados. Al poco andar, se creó el FUT.

En 2014, como alternativa, se creó el sistema parcialmente integrado, en cuyo régimen el socio o accionista puede usar parte del crédito generado por la compañía, al pagar el impuesto de primera categoría.

Cada sistema tiene dificultades. La experiencia comparada lo demuestra: la mayoría de los países de la OCDE cuentan con un sistema desintegrado, con matices; y también hay países desarrollados con sistemas integrados.

En la desintegración, si bien se gana simplicidad, su efecto se atenúa por los tratados internacionales para evitar la doble tributación que ha suscrito el país, y que se negociaron entendiendo que se reconocían como crédito los impuestos corporativos. Si esto cambia, la solución es renegociar los tratados o reconocer un estatuto especial para inversionistas domiciliados o residentes del país con tratado. Y estos tratamientos especiales generan complejidad. La otra dificultad es que hay contribuyentes con utilidades acumuladas por años, que se deben registrar y controlar.

En los últimos años, el país ha variado sus normas con mucha frecuencia. En este y otros temas, el llamado es a generar un verdadero pacto tributario, que implique no cambiar la normativa en el gobierno siguiente. Y ese pacto toma tiempo.

Gonzalo Polanco Z.

Director Centro de Estudios Tributarios

Académico Departamento de Control de Gestión y Sistemas de Información FEN U. de Chile

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