Destrabando
"Las ganas de sacar a Rueda, que en Colombia ya tiene nómina local con prácticas en la cancha (micro ciclo), coordinación con los que juegan en Europa y calendario pormenorizados, culminó con un mamarracho organizativo descomunal por parte de la ANFP en contra de su más rentable producto: la selección chilena adulta".
Tal vez fue anoche, cuando esta columna estaba en la imprenta, u hoy o mañana, el tan esperado, por la ANFP, anuncio de que Matías Almeyda destrabó su contrato con el San José Earthquakes y pueda llegar, al fin, o en fin, a ponerse el buzo de la selección chilena. Quedan exactamente cuarenta días para que un equipo con camiseta roja y pantaloncillo azul salga a la cancha del Estadio Nacional a jugarse un partido clave contra Paraguay en las eliminatorias. Y tres días más tarde se mide con Ecuador en Quito, donde nunca se ha ganado. No hay entrenador, no hay nómina, no hay calendario de trabajo, no hay seguimientos, no hay coordinación con los jugadores en el extranjero.
Hace poco, un amigo, hombre de fútbol metido a fondo en la actividad (con mucho olor a camarín), me recordó un mensaje que me envió el 30 de octubre. “Te lo advertí”, me escribe ahora. El mensaje lo había olvidado y lo busqué: “Ojo con Almeyda si no le va bien a Rueda”. Repito, esto se hablaba sottovoce en el fútbol chileno después de la primera fecha doble eliminatoria y antes de la segunda, donde Chile ganó a Perú y cayó con Venezuela. Es decir, tengo las pruebas en la mano para quien quiera verlas, que a Almeyda lo viene trabajando la directiva de Pablo Milad mucho antes de cualquier supuesto interés de la Federación Colombiana de Fútbol por Reinaldo Rueda. Y si mi amigo, que no está trabajando en ningún club hoy, se enteró, ¿usted cree que Rueda no? ¿Ahora se le arma el dibujo completo respetado lector?
Y bueno, hace más de tres meses que intentan traer a Almeyda, un buen entrenador argentino, y todavía no lo concretan. Las ganas de sacar a Rueda, que en Colombia ya tiene nómina local con prácticas en la cancha (micro ciclo), coordinación con los que juegan en Europa y calendario pormenorizados, culminó con un mamarracho organizativo descomunal por parte de la ANFP en contra de su más rentable producto: la selección chilena adulta. Ojo, que este año se venden los derechos de transmisión y ni sueñan con lograr los 126 millones de dólares de la última vez.
Si Almeyda finalmente destraba su contrato, llegaría a mediados de la próxima semana, donde deberá cumplir diez días de cuarentena. Entre el 16 y 18, con suerte, se pondrá a trabajar, ya con el torneo concluido y sin la posibilidad de ver con sus propios ojos a los nominables. Todo será improvisado, con muchos palos de ciego y la necesidad imperiosa de que alguien lo oriente sobre el rendimiento verdadero de los jugadores locales en la actualidad. Y no sólo de ellos, de los que están en el extranjero y no son figuras también. ¿Cuántos partidos de Maripán, Pulgar u Orellana ha visto Matías Almeyda? Para saber bien con qué se cuenta y cómo sacarle partido, se necesita tiempo y tranquilidad, y de eso, ya no hay. La selección tendrá su propio idus de marzo amenazada no por el puñal de Brutus, sino que por el despelote total.
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