SEÑOR DIRECTOR:
Los ingresos fiscales están creciendo muy por debajo de las estimaciones oficiales. Si se mantiene el crecimiento de los ocho primeros meses, la recaudación no minera en 2024 será cerca de 10% real mayor a la del año 2018. No obstante, desde entonces el gasto corriente ha aumentado un 27% real, lo que ha deteriorado la sostenibilidad fiscal, despertando las alertas del Consejo Fiscal Autónomo (CFA).
El CFA ha cuestionado que este excesivo optimismo en metas de recaudación se traduce en gasto fiscal efectivo, lo que lleva a incumplimientos reiterados en los objetivos de déficit. Además, como el gasto corriente es inflexible a la baja, el ajuste se hace finalmente con el gasto de capital, que entre 2018 y 2023 sólo creció un 5,4% real, sumándose entonces al estancamiento de la inversión privada.
Especial preocupación genera la fuerte inercia del gasto en personal, que aumenta tanto por la constante expansión del número de funcionarios como por el crecimiento real de sus remuneraciones, sin que existan ingresos suficientes para financiar estos aumentos.
Llevamos años hablando de mejorar la gestión del Estado, y la respuesta suele ser que “reducir grasa” es políticamente muy difícil. Es cierto, ¿pero se justifica que siga creciendo? Hace más de una década se plantea la necesidad de buscar espacios de eficiencia; hubiera bastado que el gasto en burocracia dejara de crecer, sin embargo, en 2023 fue US$ 7.300 millones superior al de 2013 (corregido por inflación), monto que se explica en un 73% por mayor gasto en personal.
Aunque en 2022 el gobierno logró hacer un ajuste, en 2023 el gasto en personal creció un 4% real y acumula un crecimiento de 7,3% real en los ocho primeros meses de este año. Por otra parte, la Encuesta de Empleo del INE muestra que la totalidad de los empleos formales que se han creado durante este año corresponden a empleos públicos, mientras el sector privado destruye esta categoría de empleo.
En definitiva, en vez de un Estado que facilita las condiciones para el desarrollo, éste ha pasado a ser la mejor opción de empleo de los grupos afines al gobierno de turno. Revertir esa tendencia es una condición para mejorar la productividad.
M. Cecilia Cifuentes H.
Directora Centro de Estudios Financieros
ESE Business School
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