Deuda ambiental
SEÑOR DIRECTOR
El drama ambiental que hoy viven Quintero y Puchuncaví, no es atribuible directa ni exclusivamente a este gobierno ni a los anteriores. Es, por el contrario, un espejo de la sociedad que hemos construido. Es un llamado a la acción a todos los sectores de la sociedad, para que las decisiones que tomemos en cada espacio sean adoptadas teniendo sobre la mesa, con transparencia, información clara sobre sus efectos, costos y beneficios, en el corto y en el largo plazo. El principio contaminador pagador, promovido por la ONU, la OCDE, busca que las externalidades ambientales sean asumidas por quienes las generan, y ello requiere en primer lugar, información.
Impresiona la falta de conocimiento por los afectados, de la naturaleza, magnitud y fuentes de las emisiones y emanaciones que están afectando seriamente la salud de la población, información que debiera ser pública y conocida. Impresiona también, que Chile, ante esta tragedia, no honre su compromiso de liderar el avance hacia un mayor y mejor acceso a la información, la participación y la justicia ambiental, firmando el Acuerdo de Escazú que lideró, y que establece un mínimo civilizatorio en materia de democracia ambiental y derechos humanos, que llama a favorecer el diálogo y la cooperación.
Por último, la lamentable muerte del dirigente social Alejandro Castro, cuya causa aún no es clara, pone la alerta sobre un aspecto en el que Escazú es pionero, que es la necesidad de protección de los defensores de derechos humanos y ambientales.
Valentina Durán
Directora Centro de Derecho Ambiental U. de Chile
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