SEÑOR DIRECTOR:
Desde hace varios años que el Estado definió como objetivo que ningún niño menor de tres años -que deba ser separado de su familia por una orden judicial- ingrese a una residencia. Esto, debido a los graves efectos que tiene en su desarrollo.
Para cumplir con esta misión se debían potenciar otras medidas de cuidado alternativo, mientras los equipos técnicos trabajan en la restitución de su derecho a vivir en una familia que los proteja. Pero, cuando la propia familia del niño o niña, o su familia extensa, no puede asumir el rol, la alternativa más adecuada es disponer de otro núcleo que asuma transitoriamente esta responsabilidad: una familia de acogida externa. Una tarea difícil de conseguir.
Para ampliar el número de personas interesadas en acoger se precisa la contribución de la sociedad en su conjunto; apremia un uso eficiente de la vitrina que poseen los medios de comunicación masivos que, con un solo minuto destinado a este mensaje, podrían impactar en la vida de centenares de niños y niñas que están a la espera. Se necesitan empresas que estén dispuestas a financiar el costo que esto pueda implicar.
Al Servicio Nacional de Protección Especializada a la Niñez y Adolescencia le corresponderá generar los programas especializados que trabajen en la selección, capacitación y acompañamiento de las familias de acogida externas (en lo posible profesionalizadas). Es decir, familias que perciban una retribución económica que les permita tener una dedicación exclusiva o preferente a las tareas de cuidado, para que se constituyan en una modalidad de cuidado alternativo respetuosa de los derechos de los niños y niñas.
Cecilia Pacheco
Directora Programa FAE PRO Conchalí
Corporación Opción
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