Discusiones necesarias

SEÑOR DIRECTOR:

La propuesta de reforma de pensiones tiene críticos y partidarios, cada uno con sus matices. Sin detenerse en cada uno, al menos debiese ser un punto común reconocer que el planteamiento entregado por el ejecutivo admite mejoras.

En particular, si reconocemos que el Estado actualmente está gastando todo y más de lo que obtiene de ingresos (holguras negativas, déficit estructural, deuda creciente, reducción de activos), es evidente que el nuevo endeudamiento que está contrayendo con los cotizantes debe ser visto con lupa. No solo porque el préstamo es forzoso, sino que también porque cabe la duda en la forma en que los pagará en el futuro. ¿Acaso será con más impuestos? ¿No sería mejor que los políticos se pusieran de acuerdo en recortes de gasto superfluos, evitando todo este endeudamiento fiscal camuflado? En este sentido, uno de los grandes ausentes del debate ha sido el necesario apriete de cinturón del Estado.

Existen otros frentes abiertos, que requieren más discusión. Por ejemplo, no se ha dicho una palabra respecto a la edad de jubilación, no solo para elevarla -lo cual es evidente que debe hacerse-, sino que también si es que efectivamente la compensación desde hombres a mujeres es la forma correcta de enfrentar el hecho que las mujeres vivan más. Otro tema que genera incertidumbre es el potencial mayor poder del Estado dentro del sistema, y la forma en que podemos evitarlo.

Y punto aparte, no parece razonable descalificar por “extremo” a cualquiera que plantee un punto de vista discordante. Parece mejor evaluar los comentarios en su propio mérito. ¿O acaso también parte del acuerdo incluyó dejar fuera a opiniones disidentes?

Félix Berríos Theoduloz

Economista