Dolarización en Argentina: sumisión o un futuro mejor

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La guerra comercial entre EEUU y China a causado contracciones de la demanda a nivel mundial, la incertidumbre generada por una solución al conflicto que se arrastra desde marzo del año pasado y que se recrudece con el 3er reclamo de China ante la Organización Mundial del Comercio "OMC" y que en los últimos días, se han dado a conocer algunos levantamientos de sanciones y generación de otros nuevos, hace vislumbrar que no ocurrirá una solución en el corto plazo que estabilice y mejore la situación, aumentando el riesgo y la desconfianza del mercado en general, lo que ha repercutido en el precio del dólar el que se mantiene bastante alto a nivel global. Es dable destacar que el año 2018 China bajó de un 6.8 a un 6.6 su PIB y EEUU lo subió de un 2.7 el 2017 a un 2.9 el 2018, cifras favorables que impulsan a Donald Trump a seguir con su política nacionalista ante productos extranjeros.

Dentro de este marco de incertidumbre internacional, se ha golpeado fuertemente a la economía latinoaméricana y obviamente a Chile, impactado por la baja del cobre, como también del Litio, el pescado y la celulosa, pero tenemos el caso de Argentina, quienes también han sido afectados no solamente por el efecto externo que trae esta guerra comercial, sino que también por el interno, donde el peso argentino se ha depreciado bastante y en particular, ante la victoria en las primarias de agosto recién pasado, por parte de los populistas de izquierda Alberto Fernández y Cristina Kirchner, lo que desencadenó un pánico monetario en el vecino país. La demanda de dólares subió, el peso argentino se devaluó un 20 por ciento y las reservas del Banco Central siguen cayendo, según menciona el prestigioso diario estadounidense "The Wall Street Journal" (WSJ). Es en este artículo donde se le dice al presidente Macri, que "podria aprovechar esta oportunidad para dolarizar la economía" y subirse al carro de esta moneda relativamente fuerte y lo compara con lo sucedido con Panamá, Ecuador y el Salvador.

La dolarización implica como consecuencias positivas entre otras; una baja en el riesgo cambiario, disminución de inflación, incentiva a inversores externos ante una moneda más sólida y permite una mayor disciplina y control de la economía en general, a su vez, como consecuencias negativas, las más importantes; se pierde completamente las acciones de política monetaria y el Banco central no puede intervenir para afectar el tipo de cambio, perdiendo parte de su autonomía instrumental, no obstante, mantiene el manejo de la normativa bancaria y las políticas de encaje. Lo anterior de cierta manera disminuye significativamente el control autónomo sobre la economía interna por parte del país dolarizado.

Los efectos en particular de la dolarización acontecida en Ecuador y El Salvador hace más de 18 años, efectivamente generaron un mejor control inflacionario, disminuyó el riesgo cambiario y estabilizó la economía muy alicaida y deteriorada en esa oportunidad, pero con el transcurso del tiempo, afectó fuertemente a la productividad con tendencias marcadas a la baja, pocas exportaciones y muchas importaciones. El crecimiento del Prodcto Interno Bruto "PIB" ha sido bastante discreto en estos paises desde su implementación, siendo del 1.4% en El Salvador el año 2018 y de un 2.5% para el mismo año en Ecuador.

Argentina deberá revisar cautelosamente su situación económica ante los llamados a dolarizarse, tiene muchos puntos a favor y en contra, pero son desiciones que trascenderán en el tiempo por lo que no puede ser solo un salvavidas del gobierno de turno, deben pensar en el impacto futuro y tener bastante presente, que dolarizar significará estar bajo el alero permanente de las decisiones de cualquier índole, como políticas, comerciales, militares etc., que tome EEUU, creando una sumisión autoimpuesta.

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