Dos temas y una coda

Juan Cristóbal Guarello

“'Es que hubo contagios y se debió improvisar', alegan. Claro, hubo un brote de Covid-19 en el plantel y quedaron 12 jugadores afuera. Pero eso agrava la falta. No se puede resignar la posibilidad de participar en la fase de grupos de la Libertadores, con el dinero que ello significa, porque el plantel anda compartiendo bombillas de mate o tomando agua desde la misma botella".



* UNO

La denuncia del gerente técnico de Cobreloa, Patricio Galaz, sobre la obligación de contratar a jugadores manejados por el agente Sergio Morales trajo como consecuencia la renuncia de tres integrantes del directorio: Walter Aguilera (al que Galaz acusó de insultarlo), Adrián León y Jorge Pereira.

Esas son las consecuencias visibles e inmediatas, las otras, a largo plazo pueden anticiparse. A Galaz lo van a echar en algún momento, no ahora, porque se vería muy mal, pero ya encontrarán la forma. Con esto el Pato quedará vetado para trabajar en otro club. Los dirigentes son rápidos a la hora de castigar a los que rompen el Omertá del fútbol profesional. Lo llaman códigos, pero nunca le ponen el apellido que corresponde: delictuales o carcelarios. Va a quedar motejado de sapo, gritón y puñalero. Es por eso que es tan común que los protagonistas de la actividad se remitan a hablar sobre lo “bonito y lo importante”, las “cosas del fútbol” o la pura “pelotita”.

La segunda consecuencia es que Sergio Morales seguirá vendiendo jugadores a Cobreloa casi como proveedor exclusivo. Harán un triángulo para maquillarlo un poco o, en su defecto, pondrán un representante menor, un madero albo, y así se quedan todos tranquilos. Que Morales sea proveedor exclusivo, por las buenas o malas, de Cobreloa no es novedad. Se le suma el control que tiene sobre Audax Italiano y Coquimbo Unido, que se traspasan jugadores y entrenadores con una facilidad impresionante. Al final todos los caminos conducen a la misma pregunta: ¿Quiénes son los verdaderos dueños de los clubes chilenos?

* DOS

Unión Española es despachado en la fase dos de la Copa Libertadores con una facilidad pasmosa, al borde del paseo y la humillación. El equipo de Santa Laura viene comiéndose goleadas a nivel internacional hace unos cuantos años. Sabido era que contra Independiente del Valle tenía escasas o nulas posibilidades de clasificar, que el 1-0 en el partido de ida había sido un marcador mentiroso y que jugar en Quito es complicado para cualquier equipo en Sudamérica. Pero el 6-2 en contra, con baile a toda orquesta en el primer tiempo, y la insólita conformidad del entrenador, mi querido Jorge Pellicer, pintan un panorama desolador. “Jugamos bien tres de cuatro tiempos” dijo el técnico. Buscando la hipotenusa, hasta un global de 6-3 tiene saldo positivo.

En la misma línea lo de Universidad de Chile. San Lorenzo debe ser el rival argentino en la Copa más rústico y precario que se han encontrado los equipos chilenos en años. Y los azules lo dejaron ir. “Es que hubo contagios y se debió improvisar”, alegan. Claro, hubo un brote de Covid-19 en el plantel y quedaron 12 jugadores afuera. Pero eso agrava la falta. No se puede resignar la posibilidad de participar en la fase de grupos de la Libertadores, con el dinero que ello significa, porque el plantel anda compartiendo bombillas de mate o tomando agua desde la misma botella (incluso se habla de que un jugador contagiado se metió a la sauna). Los protocolos están para algo y el virus no se pone bueno por la Copa Libertadores. Lamentable, la llave era accesible y, debido a la indolencia, la U la dejó escapar.

* CODA

Ya que estamos con la U, reitero y profundizo la pregunta hecha en la columna de la semana pasada: ¿Quién compró las acciones de Heller? Mauricio Pinilla, en dos ocasiones, dijo que conocía a los compradores, que son hinchas de la U. ¿No se trataba de un insondable fondo de inversión de Estados Unidos especializado en gerenciar empresas deportivas como equipos de NBA o NFL? La naranja se va pelando y al parecer el fondo tiene oficinas en Las Condes.