Educación pública en el corazón y la acción

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SEÑOR DIRECTOR:

En Chile, las brutales desigualdades, inequidades y exclusiones sociales que nos “están pasando la cuenta” debieran obligarnos a destinar el 1% del PIB (reforma tributaria, royalty minero) al solo propósito de erradicar la pobreza infantil y mejorar la pésima educación escolar pública, haciéndolo “el legado de futuro” del gobierno. No por nada sus dirigentes emergieron liderando los movimientos estudiantiles que rompieron el modelo educacional impuesto por la dictadura, algo que se suponía no terminaría después de haberse conseguido la gratuidad para los estudiantes de educación superior, para luego dejar en la indefensión a los escolares pequeños y más pobres.

Dejémonos de improvisar. La crisis de la educación escolar pública se enfrenta mejorando la formación de profesores, fortaleciendo las facultades de Educación, reinsertando el Instituto Pedagógico a la U. de Chile como su -hoy inexistente- Facultad de Educación, mejorando la calidad de vida y laboral de los profesores, construyendo y equipando cientos de escuelas de altos estándares en sectores vulnerables, e incentivando la investigación en educación desde el aula. Exigiendo, a la contraparte, transparencia y buen uso de los recursos.

La voluntad política ahora existe. En su saludo para la Inauguración del Año Académico 2023 de la Universidad de Chile, el Presidente Boric dijo: “Tengo el orgullo de poder decirles que la educación pública está, no solamente en nuestro corazón, sino también en nuestras acciones”. Adelante, señor Presidente, con acciones concretas, transformadoras y urgentes que comprometan objetivos y metas anuales, plazos y el 1% del PIB para erradicar la pobreza infantil y mejorar la educación escolar pública, y con cuentas públicas de los logros alcanzados. Si no es ahora, ¿cuándo?

Víctor Pérez Vera

Exrector de la Universidad de Chile