El cascabel al mapa
En la era del conocimiento y la globalización, donde el acceso a cualquier información verdadera o fake está a uno o dos clics de distancia, la información geológica (de Chile) requiere unos cuantos clicks más y al menos unos “próceres patrios” para obtenerla.
No hay duda de que la información de nuestro territorio es relevante pues entrega poder para la toma de decisiones. En el caso de la información geológica, que se presenta de manera espacial como mapas, tanto de geología básica, geofísica, geoquímica como sus derivadas aplicadas, implican un factor clave para que ciudadanos, empresas, gobiernos centrales o locales, etc., incorporen esta variable, en las decisiones tanto privadas como de políticas públicas, mitigando impactos de los peligros geológicos o en las inversiones de prospección, entre otras. Gran parte de esta información es levantada por el Servicio Nacional de Geología y Minería (Sernageomin).
Probablemente, un ciudadano a pie dude en comprar una parcela en los acantilados que recorren la ruta Valdivia - Niebla si viera que esa zona está pintada de rojo “peligro” o cómo los relaves cambian la química de los sedimentos aguas abajo de algún valle del país o como las franjas geológicas van determinando los targets de exploración.
Pero ¿cómo estamos? A nivel de generación de información Sernageomin, desde que existe el Plan Nacional de Geología (2011) ha avanzado más que nunca en su historia en la incorporación de información geológica del territorio. Además, algunos estudios la consideran una excelente política pública pues por cada dólar que se invierte en información geológica retornan 12 dólares al país en inversiones. A nivel de difusión, se ha creado recientemente la nueva página web y se usan de manera activa las redes sociales. Hoy, el gran dilema es el acceso a la información.
Para acceder a la información, Sernageomin ofrece dos vías digitales. La primera es la tienda de mapas (e-maps) y la segunda es el renovado geoportal (que tiene solo un par de herramientas o funcionalidades más que su antecesor).
El primero corresponde a una página tipo retail donde se venden los mapas y otros productos como bases de datos y grillas geofísicas y geoquímicas. Los precios varían desde 24 mil pesos a un millón de pesos dependiendo del formato y del tipo de producto. En esta tienda de mapas existen productos de descarga directa y gratuita que, en su mayoría, paradójicamente, no son mapas sino actas de congresos u otros informes de terceros. En el caso de mapas de geología básica existen decenas a diferentes escalas incluyendo el Mapa Geológico de Chile escala un millón.
La segunda vía de acceso es el geoportal que es una página web que muestra servicios de mapas webs. Es decir, el mapa geológico se convierte en una imagen dinámica que se observa en un navegador de internet y donde se pueden consultar atributos a los diferentes elementos que lo componen. Una de las ventajas de este sitio es su acceso gratuito. Otra ventaja es poder cargar la URL del servicio web en algún de sistemas de información geográficos como mapas bases. Una de las grandes desventajas es que en este sitio no se encuentran todos los mapas publicados.
En las redes sociales, en foros e incluso en el boca a boca, los mapas de Sernageomin son requeridos. Es de conocimiento público que el IPG francés tiene publicado el mapa geológico de Chile a escala un millón en formato PDF en su sitio oficial. El mismo que Sernageomin vende por “dos guerrilleros y un Andrés Bello”. Asimismo, en la IDE de CIGIDEN se puede descargar su versión SIG, ese que se consigue en la tienda de mapas por “sólo” 10 “Arturos Prats”. En Facebook existen iniciativas colaborativas de almacenar en un solo google drive los mapas para crear un repositorio ciudadano.
El motivo por el cual Sernageomin decidió hace un par de décadas ponerle precio a la información, era el costo de reproducción de los mapas (impresión, CD), sin embargo, en la actualidad los medios de reproducción son digitales y descargables.
Por otro lado, el presupuesto de Sernageomin no depende de la venta de mapas o de su información, pues es financiado con el presupuesto de la nación.
La pregunta es ¿Qué están esperando las autoridades para liberar la información, destruir la muralla que mantiene en la desigualdad geológica a los y las ciudadanas, acercar la geología a los colegios más vulnerables?, entre tantas ventajas de quitarle el precio a la información. Después de 40 años de historia de Sernageomin y de varios intentos internos y externos para liberar la información ¿Será que ocurra que, en este gobierno, más que precio le pongan valor a la información? ¿Será que esta vez, le pondrán el cascabel al mapa?
*Geólogo, Magíster en Geografía y Geomática
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