El desafío económico de Milei
El nuevo Presidente argentino recibe a un país sumido en una de las peores crisis económicas de su historia, y para tener éxito deberá ser capaz de encontrar un equilibrio exacto entre las urgentes medidas de ajuste y la contención de las presiones sociales.
“Hoy comienza la reconstrucción de Argentina”, dijo el 19 de noviembre pasado Javier Milei, el nuevo Presidente de ese país, sólo horas después de que se confirmara su triunfo sobre el candidato oficialista y hasta entonces ministro de Economía Sergio Massa. Prometió entonces llevar al país a un lugar de privilegio y volver a convertirlo en “una potencia mundial”. Sin embargo, el desafío para lograrlo no será fácil y el nuevo Mandatario y su equipo lo han dejado claro en las últimas semanas. Sobre ellos pesan no sólo el complejo escenario político, económico y social que atraviesa Argentina, sino también los fantasmas de la historia, que recuerdan que desde el regreso a la democracia en 1983, solo un gobierno no peronista logró concluir su mandato. Los otros dos terminaron sumidos en una crisis de hiperinflación, el primero, y acorralado por las protestas sociales, el segundo.
Para evitar ese destino, Milei deberá ser capaz de desactivar una verdadera bomba de tiempo económica sin que se desate una ola de protestas que pueda poner en riesgo su continuidad en la Casa Rosada. Un desafío aún más complejo cuando su propuesta es transformar radicalmente un modelo económico que se ha basado en el asistencialismo estatal y el clientelismo y que tiene sumido al país en la peor crisis económica de su historia reciente. “La situación de Argentina es crítica”, ha dicho Milei, y razones tiene. No solo recibe un país con un déficit fiscal del 15%, virtualmente sin reservas y con una inflación que a noviembre pasado se estima que llega a un 161%, sino también con una deuda pública de US$ 413 mil millones y la urgencia de cubrir en los próximos meses los vencimientos del préstamo otorgado por el FMI.
A lo anterior se suma una crisis social severa tras décadas de políticas económicas fallidas, que han elevado el índice de pobreza hasta el 40,1%, según el Instituto Nacional de Estadísticas de ese país, Indec, aunque el prestigioso Observatorio de Deuda Social de la UC argentina lo eleva hasta 44,7%. Se trata de las peores cifras desde 2006. Un escenario que sumado al extenso y costoso sistema de subsidios que existen en el país y que el nuevo Mandatario ha prometido reducir como parte de su plan de ajuste fiscal, vuelven aún más difícil el desafío que tiene por delante el nuevo gobierno.
El sólido triunfo obtenido el 19 de noviembre pasado le da un importante respaldo ciudadano. Ello, sin embargo, no asegura que la población esté consciente del inevitable costo que implica ordenar las cuentas públicas del país y avanzar hacia un equilibrio fiscal indispensable para contener la inflación, volver a dar seguridad a los inversionistas y apuntalar el crecimiento. Por ello, el desafío que tiene ante sí el Presidente trasandino es monumental, más aún considerando que carece de mayorías legislativas claras que le permitan avanzar en muchas de las propuestas y transformaciones anunciadas durante la campaña. Tampoco cuenta con gobernadores de su colectividad, lo que hará aún más compleja la tarea de gobernar, considerando el peso político que tienen en ese país las autoridades provinciales.
Milei tiene una oportunidad única para dejar atrás un modelo que tiene a la economía argentina al borde del colapso e iniciar una nueva etapa. La pregunta que aún queda por responder es si logrará encontrar el punto de equilibrio exacto para salir airoso del desafío.
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