El descarte

Gente Tercera Edad
Foto: Andrés Pérez


SEÑOR DIRECTOR:

Marisol Peña en su columna del 14 de marzo plantea la situación de soledad de muchos adultos mayores, producto de la “cultura del descarte” a la se refiere el Papa Francisco en Laudato Si. Sugiere buscar incentivos para mantenerlos vinculados al mundo del trabajo.

Cabría agregar que el drama de la soledad ocurre independientemente de la edad y de la situación económica de los afectados. Por eso, creo que más allá de promover iniciativas para prolongar la vida activa de la tercera edad, la solución pasa por fortalecer la institución de la familia, que se ha visto debilitada por distintas leyes como la de divorcio.

La familia es el núcleo básico donde se enseñan y practican la sociabilidad y las virtudes morales. Su crisis ha incidido en el aumento de la drogadicción, la criminalidad y en una alarmante disminución de la natalidad. Enfrentamos una visión exclusivamente economicista de la vida. Los jóvenes, si es que se casan, no desean tener hijos sino perros o gatos, que jamás podrán reemplazar el afecto y apoyo de otro ser humano. A esto se suma que, si no hay sangre joven, pronto no podremos sostener las pensiones y el sistema de salud, por insuficiente fuerza laboral.

Más allá de los argumentos progresistas sobre la familia, la ecología humana se ha ido imponiendo por sus propios fueros. Es de esperar que ahora no nos propongan la solución mágica de crear un Ministerio de la Soledad, como ya ha ocurrido en otros países.

Miguel A. Vergara Villalobos

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