El fondo de la decisión
SEÑOR DIRECTOR:
La autorización para el cierre anticipado de dos unidades termoeléctricas de AES Andes en Tocopilla (NT01 y NT02) ha generado bastante controversia. Si bien es loable que las carboneras que operan en Chile dejen de funcionar cuanto antes, también es necesario que esto se haga bajo protocolos que denoten la responsabilidad de las instituciones encargadas de visar los ceses de operaciones.
El Coordinador Eléctrico Nacional (CEN) autorizó el cierre anticipado solicitado por la empresa, cuando ésta tenía un stock de 94.000 toneladas de carbón por quemar antes de su desconexión. Esto implica que, entre el momento de la autorización -la cual se adelanta 21 meses a lo programado- y el cese de operaciones, las unidades termoeléctricas en cuestión funcionarán, literalmente, a toda máquina. Lo anterior tiene varias consecuencias, por una parte, habrá mayores emisiones de material particulado en una zona que fue declarada como saturada por MP10 y que, además, cuenta con un plan de descontaminación, lo que al parecer no fue considerado por el CEN. A esto se suma que la autorización del Coordinador, para cerrar y quemar carbón aceleradamente, provoca cambios en la forma en que se ordena el sistema marginalista para la generación eléctrica, siendo priorizado el funcionamiento de las dos unidades NT01 y NT02 próximas a desconcertarse, en desmedro de las energías renovables.
En este sentido, pareciera que las decisiones tomadas no van en beneficio de los habitantes de Tocopilla ni del medioambiente, como tampoco de la generación de energías renovables. Más bien, las decisiones del CEN solo ayudan a que AES Andes cumpla su cometido, luego de un año 2023 donde reportó una disminución de sus ganancias en el país.
Flavia Liberona
Directora ejecutiva de Fundación Terram
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