El galeón español

Pablo Iglesias.

¿Conviene a los actores políticos nacionales tanta fotografía y seminarios con estos personajes? Aunque se vea como un intento de mostrar redes internacionales, el Frente Amplio es mucho más que Podemos en todos los sentidos, y en especial en los éxitos políticos. Por otro lado, la extrema derecha española está completamente en la marginalidad, y ha agarrado fuerza temporal solo como externalidad negativa de la aventura independentista catalana.



Uno de los hechos más curiosos del último tiempo es el repentino interés de políticos mediáticos españoles por los asuntos en Chile. Esta semana, Pablo Iglesias desembarcó para dar consejos sobre como hacer una política de medios, proponiendo una clara intervención estatal, muy en sintonía con grupos de Apruebo Dignidad que siguen proponiendo lo mismo. Pocos días antes había salido en defensa del Sr. Velasco, nombrado embajador en España, pese a sus dudosas credenciales y más aún cuestionable comportamiento. Un camino similar han tenido otras figuras de la izquierda marginal como Juan Carlos Monedero e Íñigo Errejón, que suelen inmiscuirse en los asuntos internos de Chile e intentar ser orejeros del primer anillo de la coalición gobernante. Si algo une todavía a los fundadores de Podemos son sus deseos de sanarse en Chile de sus derrotas políticas allá.

En la zona derecha de la política de España, también el país causa interés. Nos visita en estos días por segunda vez en el año Cayetana Álvarez de Toledo y Peralta-Ramos, Marquesa de Casa-Fuerte y diputada. Álvarez de Toledo viene invitada por un banco privado a dar una charla sobre la situación de Chile, dada su calidad de experta en el tema, como reza la invitación. No hay ningún registro académico de estudios o investigaciones de la diputada en temas chilenos, pero sí mucha estridencia en redes sociales.

Un elemento destacado de la declaración de independencia de 1818 es la referencia a la tozudez española que inspiró “la resolución de separarse para siempre de la Monarquía Española”, un asunto que a diferencia de otros políticos españoles, ni la marquesa ni los fundadores de Podemos suelen recordar. Cada cierto tiempo hay en dicho país interés en los asuntos latinoamericanos, pero más centrados en naciones con vínculos más profundos como Cuba, que fue su última colonia, o Venezuela, por la amplia comunidad de emigrantes post guerra civil.

En los inicios de la transición, el asunto fue al revés. En los 90 se miró como ejemplo la transición española, de una dictadura a un país plenamente democrático y próspero, de la mano de políticos cautos y audaces al mismo tiempo que convirtieron a la nación en símbolo de modernismo. En el palacio El Escorial ocurrió una reunión clave que permitió despejar muchas dudas militares sobre el sobreviniente gobierno de Lagos. Los españoles fueron clave en la inversión privada en esos años, y tanto el PP como el PSOE desarrollaron relaciones serias con pares chilenos basada en el respeto y la colaboración. Este impulso mediático de políticos que están en los extremos es una estridencia distinta.

¿Conviene a los actores políticos nacionales tanta fotografía y seminarios con estos personajes? Aunque se vea como un intento de mostrar redes internacionales, el Frente Amplio es mucho más que Podemos en todos los sentidos, y en especial en los éxitos políticos. Lograron mantenerse unidos y derrotar electoralmente al socialismo, aunque los hayan tenido que llamar a La Moneda a regañadientes para algunos. Por otro lado, la extrema derecha española está completamente en la marginalidad, y ha agarrado fuerza temporal solo como externalidad negativa de la aventura independentista catalana. El resto de España seguirá eligiendo políticos razonables, con los cuales las fotos serían mucho más productivas y darían más sensación de la gobernabilidad que el país necesita, aunque sea menos ruido en las redes sociales.