Opinión

El gran retroceso

Hoy suena iluso; pero la humanidad ha sido capaz de sobrevivir hasta ahora al mayor peligro, su autodestrucción.

El gran retroceso. Javier Torres/Aton Chile JAVIER TORRES/ATON CHILE

G. W. F. Hegel es sin duda uno de los filósofos de la historia de mayor trascendencia y vigencia. Su visión de que el mundo camina inexorablemente a un progreso con una culminación epifánica, el Fin de la Historia, a través de conflictos dialécticos, ha llevado a través de diversas variaciones utópicas, a la creencia de que efectivamente, el progreso es inevitable, como si de una certeza científica se tratara.

Incluso hoy, con las promesas de una técnica capaz de redimir a la humanidad de sus sufrimientos, se sigue viendo el futuro como de un desarrollo sostenido hacia mayores niveles de realización humana. Han sido demasiadas las oportunidades desde la muerte de Hegel en 1831, en que esta teoría de un progreso inexorable ha sido desmentida por los hechos.

Pero ¡cuidado!, la realidad es que el progreso no es inexorable. De hecho, el año 2025 pareciera haberse iniciado un nuevo capítulo en la historia, en lo que se augura más bien una regresión a estados previos de incertidumbre, angustia, ignorancia y guerra, muy contradictorio con la fe generalizada desde la Segunda Guerra Mundial en un mejor futuro. Pareciera buscarse un mundo fracturado entre unos pocos que detentan la fortuna y la capacidad de instalarse en colonias espaciales ante un horizonte apocalíptico, y el resto de los mortales. Incluso asoman memorias eugenésicas, según las cuales, solo “los más aptos” deben sobrevivir, siguiendo la doctrina de Francis Galton, fundador del darwinismo social. El sufrimiento para el mundo de esta maldición que se creía enterrada puede ser de proporciones insospechadas, y todavía hay tiempo de prevenir.

En el plano de la salud pública, se niega el beneficio de las vacunas, se debilita a organizaciones esenciales para la investigación biomédica, se ataca a los actores de colaboración internacional, se suspenden ayudas fundamentales para controlar la pandemia del SIDA o la Tuberculosis, se ataca a quienes exigen fundamento en la ciencia de las decisiones sanitarias, se terminan fondos para investigaciones ya en curso, y se financian nuevos estudios para demostrar que las vacunas pueden hacer daño en temas que ya están hace tiempo resueltos. Preocupante: la campaña contra la inmunización ya hace mella en la prevención del Covid, pandemia por la que murieron cerca de 30 millones.

Adicionalmente se inicia una sorprendente guerra comercial, fin del multilateralismo y contraria a tratados vigentes, que encarecerá los medicamentos, el equipamiento clínico, la inversión en infraestructura; y pone además una interrogante dramática sobre la disponibilidad de recursos económicos para mantener en nuestro país programas esenciales.

Hoy suena iluso; pero la humanidad ha sido capaz de sobrevivir hasta ahora al mayor peligro, su autodestrucción. Cada ser importa, cada cual tiene dignidad, todos merecemos ser reconocidos como iguales. Negar la existencia de un prójimo, nos lleva a la pregunta de Caín: ¿Soy yo acaso el guardián de mi hermano? Sí soy, han contestado con la vida quienes han construido la historia de verdad.

Por Jaime Mañalich, médico

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