Columna de Ignacio Sánchez: El legado de Benedicto XVI

Benedicto XVI
Benedicto XVI


Es importante recordar y distinguir la figura y el legado de Joseph Ratzinger, el Papa Benedicto XVI, al cumplirse dieciocho años desde que fuera electo Papa. Recordamos que en el año 1988 lo recibimos en nuestra universidad, como prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe. En esa oportunidad llamó a la universidad a poner una nueva síntesis entre ciencia y sabiduría, en la que la pregunta sobre los aspectos particulares no borrase la visión de la totalidad. “Esta nueva síntesis, -decía- es el gran desafío que se encuentra actualmente al afrontar a la Universidad. Ella está llamada a encontrar nuevamente su carácter de Universitas, lugar de un saber orgánico y sistemático sobre el hombre y sobre el mundo”. Destacó igualmente la importancia de superar la fragmentación especializada de los conocimientos sectoriales y, por el contrario, nos instó a trabajar por una integración de los saberes.

El cardenal Ratzinger participó en el Concilio Vaticano II como “experto”, en su calidad de teólogo consultor. En el año 1972 junto a otros teólogos creó la revista de teología “Communio”, que se publica en quince idiomas, una de las publicaciones más influyentes del pensamiento católico. En 1977, fue nombrado arzobispo de Munich y Freising por el Papa Pablo VI. Eligió como lema episcopal “Colaborador de la verdad”, ya que tenía la convicción de que su tarea era seguir la verdad, estar a su servicio; sobre todo en un mundo en que el tema de la verdad es “acallado casi totalmente, pues se presenta como algo demasiado grande para el hombre, cuando, por el contrario, si falta la verdad todo se desmorona”.

Juan Pablo II, lo nombró Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, fue presidente de la Comisión para la preparación del Catecismo de la Iglesia católica y entre sus numerosas publicaciones destacan el libro: “Introducción al cristianismo”, una recopilación de lecciones universitarias publicadas en 1968 sobre la profesión de fe y “Palabra en la Iglesia” (1973), antología de ensayos, predicaciones y reflexiones dedicadas a la pastoral. En abril del año 2005 – a los 78 años – fue elegido Papa. Como él mismo explicara, la elección de su nombre Benedicto fue en recuerdo del Papa Benedicto XV, valiente profeta de la paz, en honor a quien él puso su ministerio “al servicio de la reconciliación y la armonía de los pueblos”. Su pontificado duró siete años y diez meses. Durante ese período realizó 24 viajes apostólicos al extranjero; participó en tres Jornadas Mundiales de la Juventud y en un Encuentro Mundial de Familias.

Escribió tres encíclicas: Deus caritas est (Dios es amor), Spe salvi (Salvados en la esperanza) y Caritas in Veritate (Caridad en la verdad). La primera de ellas, Deus caritas est, fue dedicada al amor cristiano, en ella nos dice que el amor es una fuerza extraordinaria, capaz de mover a las personas al compromiso valiente y generoso por la justicia y la paz. En su segunda encíclica, Spe salvi, dedicada a la esperanza e inspirada en la carta de san Pablo a los Romanos, señala que con la salvación se ha dado a los hombres la esperanza, lo que permite afrontar el presente, aunque este sea difícil y fatigoso. En su tercera encíclica, Caritas in veritate, trata sobre el desarrollo humano integral en la caridad y en la verdad. En ella nos recuerda que la caridad es “la vía maestra de la doctrina social de la Iglesia que estar siempre unida a la verdad”. Nos entregó también cuatro exhortaciones apostólicas.

Benedicto XVI fue un Papa que puso gran atención al diálogo interreligioso e intercultural, tanto con el judaísmo como con otras religiones y con todos los hermanos cristianos. También fue el Papa del diálogo con la ciencia y el pensamiento laico. En sus charlas y exposiciones, hacía énfasis en que el diálogo debía realizarse siempre a partir del binomio de fe y razón y de la caridad y la verdad. Fue lo que caracterizó su magisterio. En muchos de sus discursos y escritos podemos encontrar la idea de que “la razón no pierde abriéndose a los contenidos de la fe”, mientras que “la fe supone la razón y la perfecciona”.

Siendo Papa, visitó América Latina en dos oportunidades, en el 2007 para la inauguración de la V Conferencia General del episcopado latinoamericano celebrada en Aparecida, Brasil, y en el 2012, ocasión en la que visitó México y Cuba. El 11 de febrero de 2013 sorprendió al mundo al anunciar que renunciaría al cabo de dos semanas, lo que constituía la primera dimisión papal en casi 600 años. En su comunicado, el Papa, de 85 años, dijo que examinó repetidamente su consciencia…, “y llegué a la certeza de que mis fuerzas, por la edad avanzada, no son ya las adecuadas para ejercer del modo adecuado el ministerio Petrino”. Una muestra de generosidad y amor a la iglesia. Este año, la Revista Humanitas de nuestra universidad ha dedicado un número especial a destacar su legado, el que es profundo y de gran proyección.

Por Ignacio Sánchez, rector de la Pontificia Universidad Católica de Chile.

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